Que la frase que el personaje de Belén Cuesta dice tras un largo monólogo sobre su sexualidad en Kiki, el amor se hace: «Madrid parece muy moderna, pero Madrid no es moderna» sea de las cosas más recordadas de la película y haya coqueteado con la viralidad en TikTok no es extraño. Basta haber vivido un tiempo aquí para saber que Madrid es una ciudad de contrastes, de altos y bajos y que igual que ha sido refugio para la comunidad LGTBIQ+ durante décadas, también es el lugar donde 1 de 4 personas han sufrido acoso, amenazas verbales o insultos en espacios públicos por su orientación sexual en los últimos 5 años según este estudio realizado por el Ayuntamiento de Madrid en 2021 sobre el colectivo LGTBIQ+. Los datos reflejan que, aunque en general la mayoría encuentran en Madrid una ciudad amigable, un 55,9% de los encuestados cree que la intolerancia hacia las personas del colectivo se ha mantenido igual o ha aumentado en los últimos años.
En este encuentro entre el colectivo LGTBI y Madrid, quienes realmente han salido ganando han sido los ciudadanos. Claro y obvio ejemplo es la transformación que el barrio de Chueca ha sufrido desde los 80 hasta ahora, pasando a ser un lugar del que huir a uno de los barrios más atractivos y de referencia para el colectivo en la ciudad.
Ciertos puntos de la ciudad son ahora enclaves importantes del cambio que la sociedad y Madrid han vivido hasta estar en el top 10 de las que ciudades donde mayor aceptación hay en el mundo.
El Bar la Bobia
La Bobia fue un punto de reunión de artistas en los 80. Aquí se conocieron Fabio McNamara y Pedro Almodóvar, y poco después empezaron su grupo de música en el que para los conciertos el ahora reconocido director de cine se travestía —de hecho, otro gran punto de encuentro fue la sala Rock-Ola en la que era habitual que tocaran—. La Bobia es uno de los escenarios de Laberinto de pasiones (1982), segunda película de Pedro Almodóvar, y en la que se trata la homosexualidad del protagonista abiertamente.
Berkana
Berkana es un icono de Chueca, y librería de peregrinaje para cualquiera que tenga interés en el colectivo LGTBI. En Berkana ondeó la primera bandera gay de Chueca y su dueña, Mili Hernández, es una de las pioneras en el activismo LGTBIQ+ en España. Abrió la librería tras años viviendo en Londres y Nueva York, donde ya existían librerías reconocidas con esta temática y a su vuelta a Madrid echaba en falta un espacio así, así que lo abrió ella misma. También participó en las primeras manifestaciones del Orgullo en Madrid.
La placa de La Veneno
“En memoria de Cristina Ortiz La Veneno, valiente mujer transexual visible en los 90” reza la placa que se colocó en el parque del Oeste en el 2019, poco antes de que se hiciera una serie basada en su vida. La segunda placa en honor a una persona trans está en un pilar junto a la Fuente de Juan de Villanueva del parque. A partir del estreno de la serie, la columna empezó a estar envuelta en flores y objetos de apoyo, hasta que desapareció durante un año. También ha sido vandalizada en diferentes ocasiones, una de ellas en protesta de la Ley Trans.
La Veneno se convirtió en un icono del colectivo por sus apariciones en televisión, visibilizando por primera vez para el público masivo la realidad de una persona trans en España.
Plaza de la Memoria Trans
Algo menos conocida es la primera placa dedicada a la memoria de las personas trans que está entre las calles San Gregorio con San Lucas. En principio se aprobó en 2017 ponerle el nombre de Alan Montoliu Albert, un adolescente trans que se suicidó en 2015 a causa del bullying recibido. Finalmente, esta pequeña plaza de Chueca, que antes no tenía nombre, pasó a “convertirse en un lugar de reivindicación de los derechos LGTBI en nuestra ciudad. Un colectivo que todavía, a día de hoy, sufre agresiones y es víctima del odio y la intolerancia” como decía el comunicado del Ayuntamiento en 2018.
La plaza de Pedro Zerolo
La plaza de Pedro Zerolo pasó a tomar el nombre del político y activista de los derechos LGTBIQ+ en 2015. Zerolo presidió la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales entre los años 1998-2003, para posteriormente pasar a ser concejal del Grupo Municipal Socialista en Madrid y uno de los grandes impulsores de la ley de matrimonio entre personas del mismo sexo, que se aprueba finalmente el 3 de julio de 2005. Después pasó a tener otros cargos dentro del PSOE como el de miembro de la Comisión Ejecutiva del Partido Socialista de Madrid.
Nacido en Venezuela, su lucha por los derechos del colectivo traspasó fronteras y fue muy influyente también en Latinoamérica.
Las calles del primer Orgullo de Madrid
Casi 10 años después de los incidentes de Stonewall en Nueva York —considerada la primera protesta en favor de los derechos LGTBI— unas 7.000 personas —según los datos de MADO— participaron en la que sería la primera manifestación del Orgullo que se celebró en Madrid, que fue desde la plaza de Santo Domingo a Sol. Un año más tardé la manifestación no fue autorizada y se redujo a un mitin en Casa de Campo. En 1979 se celebró en el paseo de Pintor Rosales y no fue hasta 1986 cuando se establece en Chueca, con la creación del Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid (COGAM).
En principio eran manifestaciones muy reivindicativas y políticas que se alejaban de la idea festiva que es hoy en día, de hecho, la primera carroza que paseó por el Orgullo fue la de la revista Shangay en 1996. Ahora, el Orgullo Crítico lleva desde 2018 recuperando el espíritu de las primeras manifestaciones.
El Lavapiés de Gloria Fuertes
Gloria Fuertes es la autora con la que los niños de este país se inician en la poesía —no es pequeña la encomienda de su obra— pero, en sus poemas más crudos se habla de su barrio, Lavapiés. Como bien recoge una de las frases que se le atribuye de cuando vivía en EEUU: «Soy tan chula que cuando digo yes, todos me notan que soy de Lavapiés».
Ahora una placa la recuerda en la calle en la que nació la poeta feminista y lesbiana, que no se convirtió en un icono, a pesar de su excepcionalidad, hasta los años 80.