Quizás las viste alguna vez en la calle sin prestarles mucha atención. O puede que te apoyaras en una pared alguna vez y notaras un saliente que se te clavaba en la espalda, y al girarte encontraras encontrado un puerto USB saliendo de la pared como si quiera escapar de ella. O tal vez no habías tenido constancia de ello hasta que has llegado a este artículo.
Estamos hablando de las «Dead Drops», una obra artístico-tecnológica que duró alrededor de una década en la ciudad.
La obra es idea de Aran Bartholl, un artista berlinés que a partir del año 2010 empezó a colocar memorias USB incrustadas en los muros de las ciudad, con la intención de compartir todo tipo de información y reflexionar sobre la libertad de la propia información.
Según el mapa de las Dreadp Drops en el mundo hay repartidas más de 2.000 memorias, que van desde lugares comunes como Madrid hasta islas más remotas como Samoa o Maui. Y es correcto decir según el mapa y no según la realidad porque el vandalismo, las condiciones climáticas o sabe Dios qué otras circunstancias han llevado a que poco a poco hayan desaparecido todas las memorias madrileñas.
Según el mapa, en la Comunidad de Madrid hay alrededor de quince y catorce de ellas están en la ciudad de Madrid. Uno estaba en el Retiro, otro estaba en la zona de Pirámides y había también alguno por Malasaña. Un vídeo reciente publicado por El Confidencial Digital determinaba que todos están destruidos o retirados.