- Coger un taxi justo al salir de Atocha o Chamartín. Ennnnggg! ¡¡Error!! Te recomendamos que andes un rato y te alejes un poco de las estaciones, porque si te coges el taxi justo ahí, te cobrarán.
- No ir pendiente de tu parada de metro. Acabas de llegar, no quieras ser de los que se duermen y saben justo cuando tienen que despertarse. Para eso se necesitan años de experiencia…
- Elegir mal tu lugar para vivir: vale, acabas de llegar a Madrid y no conoces muy bien las zonas, pero no hay que ser muy avispado para saber que si te gusta la tranquilidad, no deberías elegir Malasaña para vivir. Aquí te decimos los mejores barrios para vivir según tus preferencias.
- Tomar algo en determinadas zonas: por muy apetecible que se vea en el menú, por mucha sed que tengas o por lo bonito que sea el lugar, si te tomas un café junto a la Puerta de Alcalá o un plato combinado al lado de Sol, probablemente te sepan tan mal como a tu bolsillo.
- Salir con la bicicleta: que Madrid tenga servicio municipal de bicis no significa que esté preparado para circular por él con el vehículo de dos ruedas (pongámonos finos)…A no ser que te gusten los deportes extremos.
- 1 ticket de metro, 1 bulto: es decir, que si vais con la maleta, no tengáis las pocas luces de pasar primero la maleta (al introducir el ticket) y después intentar pasar vosotros, porque no podréis (y sí, hay gente a la que le ha pasado).
- Volverte a buscar una sonrisa: si, lees bien. No entres al trapo ni pienses que has ligado recién llegado a Madrid, porque cuando te vuelvas con cara de tont@ a ver quien te ha soltado la originalidad, te engatusan para venderte algo.
- Intentar aparcar por el centro: ¿te has mudado con tu coche? Bien, porque para lo único que te va a servir es para transportarte fuera de Madrid, porque dentro te darás por vencido cuando veas que es imposible aparcar.
- Salir de casa con un par de euros: te has mudado a Madrid…¡Despierta! Con 2€ no vas más allá de la esquina de tu portal…
- Hablar demasiado alto: sobre todo si vas en el metro y estás dando tu opinión sobre algo. Nunca sabes a quien puedes ofender con lo que estés diciendo y puede que hasta decidan opinar sobre lo que estás hablando.