Como ya hiciera el Museo Reina Sofía tiempo atrás, y con buenísimos resultados, el Museo Thyssen-Bornemisza ha terminado de reubicar su inmensa colección en los varios espacios de la pinacoteca del Paseo del Prado, que en 2022 cumple 30 años de vida.
Tras varias semanas de reorganización, el museo ha confirmado la nueva ordenación de su colección: las obras de la baronesa Thyssen ya se exhiben en la planta baja, la pintura moderna se ha reubicado en el primer piso y la colección de maestros antiguos ocupa la segunda planta. El museo ha cerrado un acuerdo con el Consejo de Ministros que confirma la permanencia del fondo artístico de la familia Thyssen 15 años más.
Mar Borobia, jefa de área de Pintura Antigua del museo, sostenía en un comunicado oficial que “la nueva reorganización de pintura antigua ha afectado fundamentalmente a la escuela holandesa de los siglos XVII y XVIII que estaba en la primera planta del edificio Villahermosa”.
Por su parte Paloma Alarcó, jefa de área de Pintura Moderna, explicaba que «la reinstalación sigue una secuencia cronológica combinada con unas cuantas agrupaciones temáticas. El recorrido comienza con el impresionismo francés, el expresionismo centroeuropeo, las primeras vanguardias históricas y el desarrollo de la abstracción. La visita continúa con el dadaísmo, el surrealismo y el arte europeo de los años centrales del siglo XX».
Y finalmente anunciaba que habrá una selección provisional de arte americano de los siglos XIX y XX, un adelanto de la exposición homónima, que se inaugurará el 13 de diciembre de 2021.