Qué sí, qué de Madrid al cielo y en el cielo un agujerito para verlo, pero hay veces en las que si pudieras transportarte a cualquier otra parte del mundo, lo hacías sin pensarlo dos veces. No sé vosotros, pero yo tengo una relación de amor-odio con la ciudad en la que una veces gana una y en otras ocasiones, la otra. Pero lo que está claro es que no puedes vivir sin ella, porque cuando no estás en Madrid, inexplicablemente lo echas de menos, excepto por algunas cosas que odias de la ciudad:
- Los empujones del metro: parece que el subsuelo madrileño hechiza a sus pasajeros solo con entrar en él. Y el hechizo no consiste en hacer invisibles a algunos pasajeros, sino en eliminar todo tipo de educación de algunas de las personas que viajan en cualquiera de las líneas. Para algunas personas el “¿va a salir?” significa ¡abran fuego!
- The Walking Vía: me refiero a la Gran Vía casi en cualquier época del año (con la apertura de Primark, este odio se multiplica aún más). Entre los que llevan 20 bolsas a cada brazo y ocupan media acera y los que van sin mirar por dónde andan por el móvil, recorrerla puede ser eterno.
- Los relaciones públicas: no nos referimos solo a los que te hacen recorrer Huertas mirando al suelo, sino también a los que reparte publicidad. Sabemos que ellos solo se limitan a hacer su trabajo, pero… ¡¡Resulta agotador!! Aparecen de la nada y aunque intentes esquivarlos, siempre acabas con las ofertas de las clases de inglés de la academia Howtoyou en la mano.
- Cuando toca esperar al metro más de 10 minutos: dicen que hay personas que nunca han tenido que hacerlo… Otras, en cambio, nos hemos tragado unas cuantas esperas…
- Los precios: es cierto que en Madrid se pueden encontrar chollos, pero si voy andando por Sol y me estoy muriendo de sed….¿tengo que sentirme atracada al comprar una botella de agua?
- El ruido: da igual que sea lunes o domingo, por la mañana o por la noche… Si quieres descansar y no vives en las afueras… ¡Hazte con unos buenos tapones para los oídos!
- No, no todos los madrileños somos del Real Madrid o del Atlético de Madrid. A algunos ni siquiera nos gusta el fútbol.
- El poco respeto por las señales de tráfico: ¡Ojo! Tanto los peatones como los conductores…ambas partes olvidan el significado del semáforo y de sus colores.
- Las prisas: tanto tener que vivir siempre con ellas como cuando no las tienes tú y la gente que te rodea te hace tener prisa. ¿Os suena? tener que empezar a andar rápido por el metro o por la calle para no morir aplastado por los que corren.
- Las distancias: nunca te fíes de un “está cerca” de un madrileño, porque en la capital española las distancias son diferentes a cualquier otro lugar.