La cara de un mono en relieve reemplaza una obra anterior del artista.
Embajadores presume de look. El antiguo mural de Okuda, uno de los emblemas de la vía más ecléctica de Lavapiés, ha desaparecido para ceder su sitio a una nueva pieza de street art con volumen, un estilo rara vez visto en las calles madrileñas.
A partir de esta semana, el retrato de un mono hace esquina en la plazoleta de Cabestreros. Un trabajo muy curioso que solo firma Okuda en una de sus mitades: por un lado, están las formas geométricas y coloridas que caracterizan al artista.
Por el otro, el simio cobra vida a través de formas con relieve que le dan un aire más serio y realista, una creación realizada por el artista portugués Bordalo.
Okuda ha dejado el rastro de su paleta en edificios y paredes de todo el mundo. Este discreto enclave de Lavapiés cuenta con su huella desde hace cinco años y, aunque no sea tan imponente como otros lugares, desde hoy refleja un doble estilo artístico muy peculiar gracias a su fusión con el trabajo de Bordalo.
Foto de portada: @nakedmadrid