Una de las cosas más bonitas que puedes en los países del norte y centro de Europa son sus parques. Son la envidia de cualquier español de visita por aquellas tierras. Pero claro, el tiempo no siempre acompaña para darles el uso que se merecen. Por eso están tan verdes.
La vida de un parque es la vida mejor. Cualquier cosa imaginable gana puntos en aquel momento en que te das cuenta de que puedes hacerla en rodeado de verde urbano. Y si no nos cres, haz la prueba con alguno de estos.
Situado en San Blas-Canillejas, el parque Quinta de los Molinos es un espectáculo, especialmente en primavera y otoño.
El parque de la Quinta de la Fuente del Berro alberga trece hectáreas de césped, escaleras de piedra y paseos sinuosos al borde de la M-30.
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A las faldas del Palacio Real se encuentra el parque Campo del Moro, una postal viva en todo el centro.
Uno de los más populares, el parque del Oeste, que nunca falla.
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Más que un parque, El Capricho es un museo viviente.
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Con alrededor de 160 hectáreas, el parque Juan Carlos I es un lugar perfecto para perderte o encontrarte.