Una raza ovina en peligro de extinción cumplirá funciones clave en este pulmón de Madrid.
Lo más silvestre que se veía en la Casa de Campo madrileña, en cuanto a animales se refiere, era alguna liebre despistada saltando entre las matas. La población animal de este rincón verde de 1.700 hectáreas escaseaba hasta que se ha mudado allí un enorme rebaño de ovejas con pastor incluido.
Estas 600 nuevas vecinas pertenecen a una raza en peligro de extinción, y han encontrado en la Casa de Campo un hogar donde desempeñar tareas muy importantes. Su presencia, según indica el Ayuntamiento de Madrid, será de utilidad para la prevención de incendios y la regeneración del suelo.
La rutina de las ovejas ya está planificada. Por la noche dormirán en los rediles y de día pastarán por 954 hectáreas del parque. Un pastor cuidará de ellas y vigilará que no se cuelen en las zonas de regeneración forestal.
Las inquilinas lanudas contribuyen con su estiércol a la limpieza de los suelos, desbrozan los pastos sin consumir energía ni contaminar y su alimentación ayuda dispersar semillas de especies vegetales.
No es la primera vez que estos animales habitan en la Casa de Campo, pero hacía bastante tiempo que no se las veía por aquí. Además se su función de «bomberas» preventivas, las ovejas acercarán la naturaleza y el mundo rural a Madrid.