No podemos negarlo. Nuestro traje típico está en desuso.
Si vas a El Rastro un domingo o pasas por la Plaza Oriente podrás ver a algún barquillero con el traje de chulapo, pero la cosa casi se acaba ahí.
Vale, quedan las fiestas típicas como la de San Isidro o San Cayetano, pero incluso en ellas cuesta ver a personas vistiéndolo (más allá de algunos niños pequeños o gente más mayor). ¿Qué pasa con él? Tanto en su versión femenina, como masculina, tuvo su gran momento de gloria a finales del siglo XIX y principios del XX.
Durante esta época, las diferencias entre las clases sociales eran tan notorias que incluso la vestimenta las marcaba. Los atuendos no solo daban información del barrio al que pertenecía la persona que los vestía, sino que también estaban ligados a un determinado comportamiento social. Si los goyescos representaban a la nobleza madrileña, los ‘chulapos‘ y ‘chulapas‘ llegaron para dar visibilidad al madrileño más castizo.
Los chulapos y las chulapas surgieron en el barrio de Malasaña (también conocido por Maravillas) y tienen su propia entrada en la RAE, la cual los define «por cierta afectación y guapeza en el traje y en el modo de conducirse».
El traje de los hombres está compuesto por un chaleco o una chaquetilla corta y en ambas opciones se coloca un clavel sobre la solapa. Se complementa con pantalones oscuros, botines, pañuelo blanco atado al cuello y una gorra, que puede ser negra o con cuadros.
El traje de las féminas está compuesto por una falda o un vestido de lunares hasta los pies. En el caso de que sea falda, va acompañada con una blusa blanca con mangas de farol, pero cualquiera de las opciones se complementa con un pañuelo colocado sobre la cabeza (por el que asoman dos claveles encima de la misma). El pelo se recoge en un moño y el mantón de manila siempre acompaña.
Aunque esto último lo sabrás de sobra, pero ¿alguna vez te has puesto alguno de los trajes? ¿Que pasaría si a día de hoy siguieran siendo nuestra vestimenta oficial?
Lo primero que nos viene a la mente sería el increíble aumento de golpes de calor en la época estival. ¿Os imagináis ir con el mantón de manila o la chaquetita con el clavel en pleno agosto?
Eso sí, lo del pañuelo atado a la cabeza, en el caso de las chicas nos parece un estupendo manos libres, pues seguro que sujetaría a la perfección cualquier móvil.
El chaleco del traje masculino podría ser muy útil si fuese equipado con bolsillos interiores. Es más, si lo pensáis bien, es mucho más seguro que llevar la cartera, las llaves, el móvil y media vida en los bolsillos de los vaqueros.
Pensándolo bien, si a día de hoy aún vistiéramos así, las chicas deberían poder usar la versión masculina sin problema, pues es bastante más cómoda que la femenina. Sería mucho más cómodo en general, porque tampoco habría que pararse a pensar en que ropa ponerse. Bastaría con tener varias mudas.
¿Os gustaría seguir vistiendo así o creéis que sería una locura?