La temperatura y las ganas de darnos un chapuzón crecen a la par. El calor empieza a caldear la ciudad, pero el modo en que nos refrescaremos este verano está rodeado de incógnitas. ¿Cómo será bañarse en la piscina después del coronavirus? La respuesta es parecida a la que ya se brindó el año pasado.
Los estudios científicos apuntan a que la posibilidad de contagio en el agua es mínima porque agentes como el cloro y la radiación solar obstaculizan la transmisión del virus. El peligro recaería entonces en el contacto social entre bañistas y al tocar superficies compartidas.
¿Cuándo abrirán las piscinas de Madrid?
Las piscinas públicas madrileñas que dependen del Ayuntamiento de Madrid abrirán el 15 de mayo, estas son las aquí mencionadas. Sobre la apertura de las piscinas de la Comunidad de Madrid (Canal, M-86, Puerta de Hierro y San Vicente Paul) todavía no hay fecha.
Algunas piscinas retrasarán su apertura como consecuencia de ciertos daños sufridos durante el temporal de Filomena: estas son las piscinas del Centro Deportivo Hortaleza, del Centro Deportivo Moratalaz, Centro Deportivo Entrevías, Centro Deportivo Plata y Castañar y Centro Deportivo Margot Moles. Estando todavía en el aire el Centro Deportivo Luis Aragonés.
Todavía no se han oficializado las medidas concretas, pero se prevé que sean las mismas que las del año pasado y que haya dos turnos: de 11:00 h a 15:30 h y de 16:30 a 21:00 h. Por esta razón, las entradas costarían la mitad de lo habitual, ya que no podríamos pasar todo el día en el recinto.
Carriles separados para nadar y control de temperatura
El Ayuntamiento todavía no ha publicado las nuevas normas para bañarse en las piscinas públicas. Sin embargo, nos podemos pasar en la guía elaborada el año pasado por la Asociación Española de Profesionales del Sector Piscinas (Asofap).
El protocolo de la Asofap proponía separar a los bañistas en carriles de nado para favorecer la distancia social y registrar la temperatura corporal antes de acceder al recinto. Las tumbonas o hamacas se inutilizarían o, si no fueran compartidas, se separarían al menos dos metros. El aforo podría reducirse hasta la mitad.
En cuanto a seguridad individual se contempla la recomendación de usar gafas dentro del agua y delimitar la zona de pies descalzos. Las duchas, más importantes que nunca, se deberían realizar en casa, y se repartiría gel hidroalcohólico a los usuarios para el frecuente lavado de manos.
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