La explosión se originó en un almacén de proyectiles situado en la estación de Lista.
Con apenas 20 años de vida, el Metro de Madrid sufría una de sus mayores tragedias. Una enorme explosión sacudió el subterráneo a la altura de la estación de Lista y la deflagración reventó la estructura de los túneles y alcanzó la superficie. La onda expansiva también se propagó por el interior de los túneles, arrasando a su paso con vagones y pasajeros.
La explosión se registró el 10 de enero de 1938, en plena Guerra Civil, aunque los datos en torno al suceso no están claros, según ha publicado Telemadrid.
La censura no permitió que se publicara ninguna información al respecto; era lógico: la explosión se había originado en un almacén de recarga de proyectiles y cualquier revelación era susceptible de allanar el camino hacia la capital a los sublevados, a las puertas de la ciudad.
La ubicación del almacén no fue arbitraria. El barrio de Salamanca, mayoritariamente del lado del bando nacional, era un remanso de paz alejado de los bombardeos con los que las tropas franquistas sacudían la ciudad.
Además de los daños que causó bajo tierra, se cree que la onda expansiva arrasó con vehículos e incluso un tranvía que circulaban por la superficie. Hay quienes calculan que alrededor de un millar de personas murieron en el accidente, pero la cifra se antoja escandalosamente alta incluso si el accidente se hubiera producido hoy en hora punta.
El portal Historia de Iberia Vieja acota un poco más la cifra y zanja lo disparatado de la cifra: «en el exterior se apuntó una cifra que se puede considerar hoy improbable y exagerada de 700 a 800 muertos. El supuesto dato fue adelantado por L’Epoque de París. En los años 80 se revisaron los registros de enterramientos en el Cementerio del Este/La Almudena, mencionándose hasta 63 muertos cuyo deceso se atribuyó a la “explosión”, la mayoría mujeres, constatación de su presencia en trabajos de retaguardia. En el Libro de Inhumaciones correspondiente a los días 11, 12 y 13 aparecen citadas 63 personas bajo el epígrafe “Explosión de Torrijos”; 18 hombres y 45 mujeres, más otros “sin identificación”. En el cuartel 16 NB Manzana 25 letra C se encuentra una lápida con el texto “10 de enero de 1938: en el accidente de la explosión de Torrijos”. A ese número habrá que añadir otras víctimas enterradas en cementerios de la periferia y en localidades alejadas de Madrid».
El origen del accidente no quedó claro, o al menos no se registró públicamente de manera clara. No se sabe tampoco si tras la deflagración hubo un intento de sabotaje o si simplemente se debió a un trágico accidente.