Las ratas grises que han vivido siempre en Madrid van a empezar a compartir la ciudad con unas de sus familiares, las ratas negras. Este tipo de roedor es originario de Asia y normalmente ha habitado en ciudades portuarias como Barcelona o Palma de Mallorca, pero recientemente la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (ANECPLA) ha alertado de su presencia también en la capital española.
Quizás no resulte muy fácil llegar a verlas a simple vista porque es una rata extremadamente ágil y más pequeña que las grises, con solo unos 250 gramos de peso. Suele establecerse en las ramas de los árboles, en los techos y áticos, y se desplaza con mucha facilidad por espacios como tuberías, vigas y ramas.
La principal diferencia de esta rata, además de su color, es su gran capacidad de reproducción. Las hembras permanecen activas nueve meses al año y en ambientes urbanos donde pueden alimentarse de forma abundante pueden llegar a reproducirse de manera ininterrumpida, dando lugar a unas cinco camadas al año. Esto explicaría que en marzo de este año se hubieran detectado tres focos en la ciudad de Madrid, pero que ahora ya sean diez, según recoge el periódico El País.
Aunque aún no se puede calificar su presencia en la ciudad como una plaga, la Administración está en alerta para tomar el control cuando sea oportuno. Es muy importante controlar la reproducción de estas ratas debido a su capacidad para transmitir graves enfermedades al ser humano, como son la leptospirosis, la salmonelosis, la enfermedad de Weil o el hantavirus, entre otras muchas.