En octubre de 2020, las caras eran largas; la tristeza, manifiesta y el futuro, un lugar peor. El Melo’s cerraba y lo anunciabamos así: «En un giro inesperado de los acontecimientos, de 2020 y del siglo XXI en general, era Idealista, la web de compraventa y de alquiler de pisos, quien informaba de este nuevo drama: ‘INMOREST traspasa en exclusiva por jubilación el famoso Café Bar Melo’s abierto en la calle Ave María, 44 desde hace más de 44 años’”.
Ahora, con la vacuna entre nosotros y las zapatillas de nuevo en el ruedo gastronómico, el mundo (Madrid, al menos) es un lugar mínimamente mejor. Y es que cuatro meses sin las zapatillas y las croquetas del Melo’s son demasiados meses. Los salvadores de este icónico templo del condumio son tres jóvenes vecinos del barrio: Rafael Riqueni, Alejandro Martínez e Ignacio Revuelta. Ellos son los encargados de resucitar a un bar que es una institución.
El viejo Bar Melo’s ha reabierto sus puertas y lo ha hecho respetando la tradición (y los proveedores, las recetas, los productos) del antiguo local.