Los quioscos de flores de la madrileña plaza de Tirso de Molina son una de las señas de identidad del barrio de Lavapiés. Estos puestos se instalaron hace ahora ya más de una década, con el objetivo de dotar a este espacio de una personalidad propia y de acentuar el papel de la plaza como eje vertebrador, tanto social como comercial, de la zona.
Con el paso del tiempo, estos puestos presentaban un importante deterioro que hacían necesaria una rehabilitación integral de los mismos. Los trabajos, que comenzaron el pasado 2 de julio, han llegado ahora a su fin, por lo que este mercado de flores goza ya de una nueva imagen. Para esta intervención la actual Junta Municipal de Centro ha destinado un presupuesto cercano a los 90.000 euros.
Las obras se han llevado a cabo en dos fases, de manera que el mercado pudiera seguir en funcionamiento mientras duraban los trabajos de rehabilitación. Así, ha habido siempre uno o varios quioscos abiertos dando servicio en su horario habitual.
El concejal de Centro, José Fernández, visitó el pasado fin de semana la plaza para ver in situ el resultado final. Durante su visita hizo un llamamiento a cuidar este espacio para evitar “su deterioro por la aparición de grafitis y pintadas y que [los puestos] puedan seguir embelleciendo esta plaza”.
Regularización de las concesiones a los floristas
Paralelamente a la rehabilitación y restauración de los quioscos, se ha llevado a cabo otra tarea que estaba pendiente desde hacía tiempo: la regularización de las concesiones a los comerciantes.
Según recoge el Ayuntamiento en una nota, la regulación de su situación administrativa se ha realizado «codo con codo con los propios floristas, que tienen ya su título legal como concesionarios para seguir al frente de sus quioscos con total seguridad jurídica», explicó Fernández.
El objetivo de esta intervención ha sido el de dotar a los trabajadores «de un espacio más apropiado y confortable» y que la plaza «siga siendo un lugar de referencia». Estas obras, señala el consistorio madrileño, se enmarcan dentro de las reformas que la junta está acometiendo en Lavapiés para «mejorar la calidad de vida de sus vecinos y comerciantes y devolver al barrio el carácter histórico y comercial que siempre ha tenido«.