Érase una vez en Aravaca un restaurante con encanto, que a primera vista no parecía tenerlo. No me malinterpretéis, que me voy a explicar…
Hace unos días estuvimos en el Restaurante Tiro con Arco (Pz. San Anacleto, 4. Aravaca) y no esperábamos que cambiase nuestra opinión tanto tras entrar al local, porque desde fuera parece un barecito pequeño y bastante sencillo, de esos qué esperas encontrar llenos de vecinos del barrio, pero ¡nada que ver! Te encuentras con una sala con luz tenue, decoración sencilla, sofás y bastante espacio para bailar y luego, unas escaleritas que te conducen al restaurante, pequeño, con pocas mesas pero agradable.
Pero aunque en Madridistinto apreciamos una buena decoración, nosotros íbamos a lo qué más nos gusta, a sacar nuestro lado más gocho… Y la cosa no empezó mal, porque teníamos preparado en la mesa un guacamole recién hecho y con un toque a lima, acompañado de totopos (AKA nachos) con los que acabamos rebañando el plato. Después tocó saborear el jamón ibérico, muy bien cortado y acompañado con pan de cristal (pongan la cantidad que pongan, el jamón siempre nos sabrá a poco, porque nos encanta).
Con las croquetas de jamón ibérico nos tocó coger el tenedor…y el agua, porque estaban algo saladas, aún así, muy cremosas. Y por último, antes de pasar a los platos fuertes, morcilla de Burgos de Casa Inés, crujiente y cremosa al mismo tiempo.
Los principales eran un Steak Tartar con patatas chips caseras, que mis compañeros devoraron con total alegría cuando se lo cedí (la carne cruda y yo no nos llevamos bien) y una carrillera de cerdo ibérico con curry rojo y arroz basmati. La carrillera estaba muy suave, prácticamente se deshacía en la boca, aunque la salsa tenía demasiado salero y es una pena porque no se notaba tanto el sabor del curry rojo. Todo esto estuvo acompañado de un Tempranillo llamado Habla de la Tierra…¡Qué bien entró!
Y por fin…llegó mi parte favorita de cualquier comida, ¡¡el postre!! Tarta de queso y tarta de manzana caseras. La de manzana fue la que más nos gustó, porque la de queso, para nuestro gusto, necesitaba estar algo más fría.
Así que, como si fuésemos una madre, os decimos que no os dejéis llevar por las apariencias, porque lo que parecía un bar sin más, acabó siendo una cena bastante agradable…aunque nos estuvimos acordando de la señora Inés toda la noche…