Esta mañana quienes tuvieran programado un vuelo en algunos aeropuertos españoles se han encontrado o bien con retrasos o bien con modificaciones y desvíos en la ruta. El motivo detrás de estas incidencias tiene que ver con la seguridad: el cohete chino Long March 5B (CZ-5B) ha entrado de forma no controlada en la atmósfera y su paso por el espacio aéreo español ha obligado a establecer un protocolo de seguridad.
Según informaba sobre las 9 de la mañana Protecció Civil, en Catalunya y otras comunidades autónomas se han restringido completamente los vuelos entre las 9:38h y las 10:18h. Las medidas de seguridad también han afectado a Baleares, Aragón, Navarra y Madrid, donde se han detenido los vuelos al ser uno de los puntos por donde se esperaba que pudiera pasar la trayectoria del objeto espacial.
Desde la cuenta de Twitter de Controladores Aéreos han ido informando en directo de la situación, y según las previsiones a primera hora de la mañana en el portal de operaciones de Eurocontrol –que se puede consultar actualizado en este enlace– se ha establecido un Rate Cero (es decir, una zona que los aviones no podrán atravesar mientras esté vigente la alerta) entre las 8:19h y las 12:17h.
Para hacerse una idea de lo que ha supuesto esta medida esta es la comparativa, con una hora de diferencia, de cómo se veía el mapa del tráfico aéreo sobre las 9:30h:
Pasadas las 10 de la mañana, la misma cuenta ha informado de que la previsión es que «se desactive la zona en pocos minutos y empiece a despegar tráfico de los aeropuertos con rutas afectadas», de forma progresiva. No obstante, añaden, los retrasos se seguirán notando a lo largo del día, y lo harán especialmente en Catalunya.
Por otro lado, en otros aeropuertos como el de Barajas se están produciendo retrasos también con motivo de problemas de visibilidad.
La trayectoria del cohete
Según las previsiones de Aerospace Corporation, la posible trayectoria del cohete incluye los espacios aéreos de Canarias, Santa María y Lisboa (Portugal), Madrid, Barcelona, Marsella, Roma, Brindisi, Atenas y Nicosia. Una trayectoria de la que también ha estado haciendo seguimiento el Ejército del Aire y del Espacio.
La masa del objeto, de entre 17 y 23 toneladas, «lo convierte en uno de los fragmentos de escombros más grandes que han vuelto a entrar en la atmósfera en los últimos años«, según la Agencia de Seguridad Aérea Europea (EASA).