Este fin de semana se ha celebrado un San Isidro atípico, un calificativo que no le sienta demasiado bien a una fiesta tan típica. Pero así son las cosas: la tradición tiene que modernizarse por motivos sanitarios.
Hay una cosa que todavía es imposible reducir a un puñado de bits: la comida. La alimentación es tanto una necesidad básica del cuerpo humano como una experiencia social y cultural. Las rosquillas de San Isidro todavía se pueden devorar en el mundo real, y no se virtualizarán hasta que las máquinas 3D perfeccionen la impresión de sabores y texturas.
Y si como a nosotros este San Isidro te ha sabido a poco, tenemos el remedio perfecto. En vez de en la Pradera, nos podremos las botas en casa. Los vendedores de las Auténticas Rosquillas de San Isidro en la Pradera desde hace 35 años se han virtualizado y ahora reparten sus deliciosos dulces a domicilio.
Puedes recibir en casa un surtido de «tontas» y «listas» (así se llama a las rosquillas más simples y a las más elaboradas, respectivamente) preparadas por estos artesanos pasteleros a tiempo para celebrar la fiesta más madrileña.
Cada caja contiene una docena de rosquillas variadas (Santa Clara, Tonta, Listas y del Santo) cuyo precio total es de 12 euros, incluido el envío. Tanto se ha actualizado la venta de los dulces castizos que se puede pagar en efectivo, con tarjeta e incluso bizum. Mientras las pidas dentro de la Comunidad de Madrid, todo vale.
La higiene está aseguradísima. Estos reposteros desinfectan las cajas con esmero (aunque vienen precintadas) y hacen las entregas «sin contacto», además de estar protegidos con mascarilla y guantes.
Para pedir tus rosquillas (tienes hasta el 31 de mayo y tarda de 2 a 5 días en llegar) solo tienes que llamar por teléfono (616389025 y 677163141) o enviar un email a pedidosrosquillassanisidro@gmail.