Sandra Rodríguez Cantarero parece conocer bastante bien los recovecos que guarda nuestra ciudad. Algunos son pequeños secretos y otros parecen sacados de una película de acción, como el que nos ha hecho llegar nuestra seguidora.
Sanda, muchas gracias por compartir con nosotros esta anécdota de cine.
La Fuente de la Cibeles, construida en 1782 por Francisco Gutiérrez y ubicada en la Plaza que recibe el mismo nombre, se ha convertido en un símbolo emblemático de Madrid. Esta fuente representa a la diosa romana Cibeles, madre de los dioses olímpicos y símbolo de la tierra y la fecundidad, sentada sobre un carro tirado por leones (Atalanta e Hipómenes), diseñados por Roberto Michel.
Dada su céntrica ubicación esta fuente ha sido testigo de múltiples eventos culturales, deportivos, musicales, religiosos… Ha sido lugar de celebración para “colchoneros” y “merengues”. Ambos equipos compartieron la fuente hasta 1985, pero desde el final de la Copa del Rey de 1991, partido que enfrentó a ambos equipos, el Atlético de Madrid decidió cambiar su lugar de celebración por la fuente de Neptuno.
Durante la Guerra Civil española, la fuente fue cubierta por una estructura enladrillada en forma piramidal, para evitar que fuera dañada por los bombardeos. El 2 de abril de 1939 los propios madrileños comenzaron a descubrirla.
Pero esta famosa fuente, aparte de ser una de las más fotografiadas y visitadas, oculta un gran secreto. Según crónicas periodísticas la diosa es la encargada de velar por la seguridad del oro español. Este tesoro se encuentra guardado en la cámara subterránea del Banco de España, inaugurada en 1936. Para llegar a esta cámara habría que cruzar tres puertas blindadas de grandes toneladas, además de sortear varios sistemas de videovigilancia y sensores de movimiento. Pero su mejor arma, y aunque por muy increíble parezca, es el complejo mecanismo que se esconde bajo la diosa.
Bajo la fuente fluye un río subterráneo encargado de nutrirla de agua, el Canal de las Pascuala o de Oropesa, un antiguo arroyo que atravesaba la ciudad. De este pequeño río sale un conducto que se comunica directamente con la cámara del banco. En caso de robo las puertas blindadas de la cámara acorazada se cerrarían automáticamente y este conducto se abriría inundado la cámara en apenas unos segundos.
Hasta la fecha nadie se ha atrevido a desafiar el poder de la Diosa Cibeles y seguro que con estas medidas de seguridad más de uno se lo pensaría.