Igual que se dice que el cierre de un negocio es un momento triste, el anverso de esa afirmación tiene que ser que la apertura de un restaurante siempre es un momento feliz. O por lo menos eso es el caso de la Taberna Clandestina: abierta en un tiempo tan remoto como el de los meses previos al confinamiento y (casi podríamos decir) reabierta después.
Es posible que una de las mejores cosas que se pueda decir de un restaurante con respecto a uno de sus platos es que domina la elaboración a pesar de hacerse fuera de su lugar de origen. Así pasa con su torrezno (nada que envidiar al soriano), que apenas ha necesitado unos meses para ser presentado como El Famoso Torrezno de La Clandestina.
Otra gran virtud de la Taberna Clandestina es conseguir que un alimento o una materia prima que en otras circunstancias no te guste esté tan bien acompañado que te deje pensando en él en los días posteriores. Esa descripción casa perfectamente con la alcachofa con parmentier y salsa de carrillera.
La Taberna Clandestina es una nueva joya en la zona de Ponzano que ofrece una carta amplia, equilibrada y sin excentricidades bien llevada por César Uriarte, el chef. Un sitio que, contrariamente a lo que su nombre indica, no es difícil de encontrar. Y un sitio que genera esa paradoja que consiste en no querer que nadie lo conozca, para tenerlo solo para ti, y querer también que no haya madrileño que no lo haya probado, porque verdaderamente quieres que les vaya bien.
Calle Bretón de los Herreros, 5 (Ponzano).
Lunes cerrado. Martes, miércoles y jueves de 13:00 a 17:00 y de 19:30 a 23:30. Viernes de 13:00 a 1:00. Sábado de 19:30 a 1:30. Domingo 12:30 a 17:30.
Precio aproximado de 25€ por persona.
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