Mientras el Gobierno nacional estudia mantener bares y restaurantes cerrados hasta fin de año, el Ayuntamiento madrileño aboga por encontrar una fórmula intermedia que permita compatibilizar la salud de los ciudadanos con la subsistencia de estos negocios en la ciudad.
La Patronal de Hostelería de Madrid ha elaborado una guía que detalla los pasos y medidas para reiniciar la actividad hostelera en la capital. El documento ya se ha trasladado tanto al Ayuntamiento como a la Comunidad de Madrid.
Mesas en la calzada y terrazas abiertas en invierno
Hostelería Madrid estipula nuevas medidas para operar en las terrazas en condiciones de seguridad. Entre ellas figura un listado de indicaciones higiénicas para camareros y restauradores como el uso de mascarilla y guantes obligatorios, ropa específica de trabajo, frecuente lavado de manos y prohibición de salir a fumar o utilizar el móvil.
En cuanto a la colocación de las mesas, la guía de la Patronal requiere distanciamiento entre los clientes, desinfección después de cada uso y la retirada de servilleteros u otros objetos que actúen como focos de infección.
El Ayuntamiento se plantea la posibilidad de aumentar la superficie de las terrazas (no el número de mesas, sino cubrir más espacio para garantizar la suficiente separación entre ellas), llegando incluso a ocupar la zona de aparcamiento en las calzadas (una propuesta del grupo municipal Más Madrid que podría prosperar).
Este año la temporada de terrazas se alargará hasta marzo en vez de finalizar en noviembre, como recoge la normativa, para compensar las pérdidas sufridas por los empresarios, que además abonarán la tasa de terrazas con un descuento del 25%.
Oposición vecinal
Los residentes del centro de Madrid temen que la nueva regulación de las terrazas, en caso de llevarse a la práctica, ponga en peligro el bienestar en sus barrios.
La Coordinadora de Asociaciones de Vecinos de Madrid Centro ha emitido un comunicado incendiario donde se niega a que las calles se transformen en «bares al aire libre» y la legislación para limitar los ruidos quede relegada a un segundo plano.
El mismo escrito impele al Ayuntamiento a aprovechar la situación para cambiar el modelo del distrito en base al distanciamiento y la dispersión espacial que serán necesarias para retomar la actividad económica mientras dure la crisis del coronavirus.
Las posibles molestias que preocupan a los vecinos del centro tal vez nunca se produzcan, puesto que si el Gobierno central decide que la hostelería permanezca cerrada hasta diciembre, los planes de reapertura de bares y restaurantes en Madrid serán solo papel mojado.
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