Que el uso de la mascarilla era obligatorio en el transporte público se daba ya por sentado, pero a esta norma se suma una nueva recomendación: no hablar durante el trayecto.
El transporte público ha estado en el punto de mira durante toda la pandemia aunque, exceptuando las grandes aglomeraciones de las horas puntas, desplazarse en transporte público, es algo bastante seguro.
El contagio por aerosoles, es decir, las partículas potencialmente contagiosas que emitimos al hablar y exhalar aire y que pueden quedar suspendidas en el aire durante horas, especialmente en espacios cerrados y sin ventilación. En el caso de los vagones del metro de Madrid, todo el aire de su interior se renueva, como poco, cada dos minutos y medio.
Defendía esta postura María Cruz Minguillón, investigadora en aerosoles atmosféricos del CSIC, que decía en declaraciones a RAC1 que: «sería ideal indicar en el metro que se guarde silencio siempre […] Si se habla por el móvil en un tono alto, por el ruido de fondo del metro, se emiten 50 veces más aerosoles […] Sin hablar y con la mascarilla bien ajustada, el riesgo baja muchísimo”.