Si han andado por el barrio de Chamberi entre ayer y hoy es posible que se hayan percatado de dos cosas: que hace frío y que hay una nueva estatua en la plaza Conde Valle de Súchil. Lo del frio no es tan noticiable; lo de la estatua, sí. Se trata de una estatua que homenajea a Los últimos de Filipinas.
Enmarcada en un contexto relativamente polémico —Ahora Madrid, el anterior equipo consistorial, vetó su instalación por honrar a “un ejército colonial”—, la estatua fue puesta este mismo lunes. Y se puso como parte de una promesa electoral: José Luis Martínez-Almeida, alcalde de Madrid, dijo que instalaría la estatua en caso de ser investido alcalde.
La estatua, que mide seis metros y pesa más de una tonelada, la firma Salvador Amaya y ha sido diseñada por Augusto Ferrer-Dalmau. Es un monumento a los protagonistas del asedio de Baler. El asedio se produjo entre 1898 y 1899 y su historia es la de 49 militares y tres frailes que aguantaron el sitio en una iglesia de Filipinas. La resistencia se produjo porque militares y frailes no creyeron que España hubiese claudicado y hubiese cedido su soberanía en las islas.