La pasada medianoche entre el 26 y el 27 de julio una bola de fuego cruzó el cielo de Madrid y Toledo. El fragmento del asteroide se desintegró sobre el cielo de la capital, ya que se calcula que atravesó la atmósfera a 90.000 kilómetros por hora.
La postal, a mitad de camino entre lo bucólico y lo apocalíptico, pudo verse desde gran parte del país y fue captada por los detectores del Complejo Astronómico de la Hita, en Toledo, a cargo de la Universidad de Huelva, cuyos detectores forman parte del proyecto Smart, encargado de monitorizar el cielo en busca de rocas con el objetivo de estudiar el impacto de estas contra la atmósfera.
También pudieron volverse a ver fragmentos de cometa atravesando la atmósfera la madrugada del día 28 de julio. En esta ocasión la bola de fuego, que se originó a unos 104 kilómetros de altura, se desintegró a unos 75 kilómetros en el cielo de la provincia de Córdoba, sobre el municipio de Baena.
Y no te preocupes si te perdiste estas dos bolas de fuego que llegaron a reflejar un resplandor parecido al de la luna llena, porque se asocian a una lluvia de estrellas conocida como alfa-Capricórnidas y continuará activa durante las próximas noches, así que abre bien los ojos.
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