Tomar el vermut el domingo con un aperitivo en una terraza al sol (no intentar en verano) es un ritual muy madrileño que no ha perdido fuelle. Las tabernas y bares de principios del XX lo ponían en su fachada como reclamo y un siglo y pico después sigue funcionando.
El vermut, que también se puede escribir vermú (que es como se pronuncia en Madrid), es, en esencia, vino macerado con hierbas como el ajenjo, que es lo que le da el nombre, porque esta planta en alemán se llama wemut. Aunque hay registros de este tipo de preparados desde antes de la Grecia Antigua.
1. Casa Camacho
Casa Camacho es historia viva del tapeo y el vermú madrileño. Está ubicada en Malasaña desde los años 20 del siglo pasado, y conserva reminiscencias visibles de ese pasado, como se puede ver en su decoración o en la grifería de las típicas tascas de Madrid.
No se puede hablar de ella sin referirse a sus «yayos»: una elaboración propia a base de gaseosa, vermú y ginebra, que se puede acompañar de cualquiera de sus tapas y raciones. Una buena noche por el barrio empieza (o acaba) aquí.
Calle de San Andrés, 4 (Malasaña)
2. Taberna la Elisa
La Elisa es la taberna en la que el grupo TriCiclo ha querido sacar su lado más castizo. Sirven cásicos de barra, que es la esencia de todo buen bar madrileño, pero no se quedan ahí. También hay mollejas, judión de la Granja y asadillo Manchego y, por supuesto, como en toda taberna con pátina, vermut de grifo.
Calle de Santa María, 42 (Las Letras)
3. La Colmada
A escasos metros de Casa Camacho seguimos con la ruta del vermut madrileño en La Colmada. Mitad bar, mitad tienda, esta vinoteca con espíritu de antiguo ultramarinos es el lugar perfecto para el aperitivo en Malasaña. Es lo más parecido a un bar de barrio, pero con el filtro de Malasaña.
Las conservas decoran y acompañan los vermús, aunque las raciones de embutidos y quesos que sirven (y que también venden al peso) también son muy buen producto.
Calle Espíritu Santo, 19 (Malasaña)
4. La Hora del Vermut
La Hora del Vermut es una de las salvaguardas castizas dentro del Mercado de San Miguel, tan turístico como bonito. Nada confunde con el nombre de este puesto. El vermú de Madrid está asegurado en todos sus colores y de barrica. Lo puedes acompañar con una tapa de encurtidos que son tan buena pareja de baile como el vino y el queso. Por si quieres profundizar más en este vino macerado, aquí hacen catas.
Mercado de San Miguel (Pl. de San Miguel, Puestos 22-25).
5. Hermanos Vinagre
Es difícil renovar lo que lleva décadas funcionando bien, pero Hermanos Vinagre consigue apropiarse de la frase hecha de «bar de toda la vida» siendo de los más jóvenes de la lista.
Lo que pervive y distingue a esta neotaberna castiza de las nuevas aperturas es su apuesta por la cultura de barra bar, los escabeches —de ahí lo del vinagre— la calidad de la caña bien tirada, ya no tan fácil de encontrar y el vermut de grifo de Zarro como bandera. Todo envuelto en una decoración actualizada en la que no faltan versiones modernas del azulejo.
Calle Cardenal Cisneros, 26 (Chamberí); calle Narváez, 58 (Ibiza) y calle Gravina, 17 (Chueca)
6. Taberna Ángel Sierra
La Taberna de Ángel Sierra pasó al club de los bares centenarios de Madrid en el 2017. Sus paredes de madera de Cuba y azulejo de la Cartuja de Sevilla, cubiertas con botellas antiguas y barriles por doquier, son una prueba de que renovarse no siempre es buena idea. Aquí se viene a tomar vermú de grifo desde que en 1907 Ángel Sierra decidiera convertir la antigua bodega en taberna.
Por si te suena de algo su interior: aquí rodó algunas escenas Pedro Almodóvar de la película de 1995 La flor de mi secreto.
Calle de Gravina, 11 (Chueca)
8. Bodega La Ardosa
A la Ardosa de Malasaña se va a comer tortilla, pero eso no quita que no hagan justicia a lo que anuncia su centenaria fachada, el vermut de grifo acompaña bien la tapa.
Se denomina bodega porque su fundador, Rafael Fernández Bagena, creó la cadena para comercializar sus vinos en Madrid, ya que era propietario de la comarca vitivinícola llamada «La Ardosa» ubicada en tierras de Toledo. En 1970 fue adquirida por el carnicero Gregorio Monje, y fue su mujer quien dio a conocer sus exquisitas tortillas al ganar varios concursos. También son conocidas sus pintas, tanto que tienen el grifo de cerveza más antiguo de Guinnes.
Calle de Colón, 13 (Malasaña).
9. La Violeta
La Violeta en Madrid no solo es el caramelo típico ni el cuplé más castizo, también es una vermutería de Chamberí. En La Violeta sirven más de 30 tipos de vermús, pero cada mes hay uno especial. Lo castizo no es solo un póster en a pared (que abundan), sino una intención que se materializa en las formas: los vinos se sirven en vaso de chato y las tapas se sirven en bandejitas de acero inoxidable.
Calle de Vallehermoso, 62 (Chamberí)
Bonus Track: Plan de vermut con pinchos en VinoPremier
Un plan sin fisuras: dos vermús y dos aperitivos por 8€ por persona para disfrutar cualquier día de la semana, menos el domingo, en un lugar dedicado, con mimo, a los espirituosos. VinoPremier, en pleno barrio de Salamanca, cuida de una tremenda colección de vinos, cervezas y, por supuesto, vermús. Y entre los aperitivos de este plan podrás elegir entre el mixto de chorizo y salchichón, el aperitivo de hummus o el de aceitunas.
📍 Calle de Francisco Silvela, 25 (barrio de Salamanca)
💸 Dos vermús y dos aperitivos por 8€