Los bares de Madrid no son solo eje central del ocio: son parte de la literatura, eslogan de publicidad y parte del discurso político. Los bares de Madrid han visto fraguarse grandes obras literarias y han reunido a lo más granado de la cultura española, en ellos se han formado partidos políticos, como el PSOE en Casa Labra, y se han cerrado fichajes, como el de Zinedine Zidane por el Real Madrid.
Hay veces en los que la línea que separa a un bar de un restaurante es muy fina. Aquí, para seleccionar los que conforman esta humilde lista, hemos establecido dos criterios: que vendan raciones y que se pueda consumir en su barra. Y el resultado es el que lees.
1. La esquina de Eusebio
La esquina de Eusebio es la representación canónica de la idea estética de bar. Su barra está atestada de gente y de tapas que se pueden comer en formato barra libre. La gente que suspira por El Tigre no sabe que existe La esquina de Eusebio: con una consumición tienes patente de corso para aprovisionarte de sus canapés.
Una hoja de un artículo de 2014 preside una pared. En ella el periodista en cuestión dice que el doble de cerveza es algo caro (2,5€). Han pasado los años, el precio no ha subido, la calidad se mantiene y el comentario del periodista sería ahora contradictorio. También merece la pena sentarse y probar su ensalada de tomate y su churrasco. Una parada fija.
📍 Calle Caramuel, 16 (Puerta del Ángel)
2. Taberna Almería
Clásico entre los clásicos. Si la pregunta es dónde comer tapas baratas en Madrid, la respuesta es Taberna de Almería. Un bar que sería la delicia de estudiantes si estuviera en Moncloa y que por estar en La Latina es un punto de encuentro para gente de rangos de edades muy dispares.
Lo normal es que no consigas entrar porque siempre está llena, pero si por casualidad logras hacerte con un huequito en la barra o entre sus mesas, tienes dos opciones: comer con la tapa que te dan con cada consumición o probar todas y cada una de sus tostas. Un básico de La Latina.
📍Calle de las Aguas, 9 (La Latina)
3. La Casa de los Minutejos
Imposible esquivar el chiste: si 60 minutillos equivalen a una horilla; 60 minutejos, indudablemente, equivaldrán a una oreja. Aquí la oreja se sirve en sándwiches de pan de molde. La oreja, al deshacerse su gelatina, forma un bloque con el que luego se hacen estos sándwiches que se venden a 1,20€ la unidad. También se acompañan de salsa picante. Es un imprescindible en Madrid si buscas un sitio para comer oreja y es un bastión que resiste ante los pokes, los NY rolls y toda índole de modas gastronómicas.
📍Calle Antonio de Leyva, 17 (Marqués de Vadillo)
4. Los Chicos
Ni la lluvia suele impedir que la terraza de Los Chicos llegue a tener más gente esperando para sentarse que gente sentada. Quien se sienta a su mesa sabe por qué lo hace: con cada consumición, sacan una tapa. ¿Como en cualquier sitio? Sí, pero con un extra de generosidad.
Los Chicos sacan (gratis) lo que mejor saben hacer: sus bravas. Y con cada consumición, unas bravas con una salsa diferente. Salsas, por cierto, que comercializan y te puedes llevar a casa.
📍 Calle de Guzmán el Bueno, 33 (Arapiles)
5. Bodega de la Ardosa
Situada a escasos metros de la calle Fuencarral, esta bodega fundada en 1892 es todo un icono del barrio de Malasaña y se ha convertido en lugar de peregrinación para los amantes de la tortilla de patatas. Y no nos extraña, pues su receta es jugosa, sabrosa y deliciosa a partes iguales. El resto de los pinchos y raciones de su carta tampoco defraudan a nadie. Croquetas, alcachofas, salmorejo… La cocina de siempre como nunca antes la has probado.
📍 Calle de Colón, 13 (Malasaña).
6. Rocablanca
Es, sin duda, uno de los mejores bares de Madrid para comer croquetas e hincharte sin gastar mucho ni sacrificar la calidad. Con croquetas enormes (mucho más grandes que las que puedes encontrar en la mayoría de las barras) y con precios que no superan los 2 euros la unidad, Rocablanca ofrece una gran variedad de este manjar empanado nada más bajarte de la parada de metro Tribunal. Aunque también cuenta con hamburguesas, montaditos y pinchos de tortilla. Un templo castizo que merece una visita obligada.
📍Calle de Fuencarral, 71. (Metro Tribunal)
7. La Chispera
Es el lugar perfecto para tomar el vermut en un domingo de rastro después de dar un paseo por los cientos de puestos que llenan de vida el barrio de La Latina. Muy seguramente la encontrarás llena de gente pero en La Chispera siempre cabe alguien más. Sus especialidades son el vermut de grifo y las gildas, de las que tienen diferentes variedades ¡hasta en versión vegetariana! además de sus tostas y sus platos de inspiración mexicana. Un clásico que nunca falla.
📍 Calle de Santa Ana, 13 (La Latina)
8. Japy Bar
En una de las calles más transitadas cada domingo por el rastro se encuentra Japy Bar, un local que nada entre lo tradicional y lo moderno y que busca acercar el bar de toda la vida a un público más joven, más abierto y más libre. Con precios bastante asequibles (bocadillos a 5 € y bollitos preñaos de tortilla a 3,50 €) y con tapas que van desde los huevos rotos o las patatas braviolis hasta los nachos o las gyozas, en este pequeño bar de La Latina hay espacio para todo y para todos.
📍Calle Ribera de Curtidores, 21 (La Latina).
9. Tasca Barea
📍Calle Rodas 2, esquina con Embajadores, 36 (Lavapiés).
10. Benteveo
Una de las barras más bonitas de todo Antón Martín de rojo almodovariano. Este esquinazo de la calle Santa Isabel con la calle San Eugenio es una sucesión de cristaleras desde las que se intuye a gente brindando, hablando, compartiendo. Su barra es divertida, frenética, ¡cuántos miles de culos de vaso de caña la han besado desparramando su espuma! Con la caña, una tapita de rigor, que suele ser queso, alguna tostada untada en diversos hummus.
Y en carta, platos argentinos (como el choripán o el lomito cordobés). El Benteveo es desde hace años un clásico del barrio y se apuntan (o apuntamos nosotros) el hecho de ser, también, el museo más pequeño de la ciudad (por esas vitrinas en las que se exponen curiosidades, piezas de artistas locales, libros… en vez de los pescados, carnes y viandas que suelen mostrar el resto de las vitrinas de bares de la ciudad).
📍Calle de Santa Isabel, 15 (Antón Martín)
11. Bodegas El Maño
El Maño parece más chulapo que de Zaragoza: siempre te recibe con claveles rojos. Aquí lo suyo es compartir su tortilla con callos, sus patatas bravioli, los boquerones en vinagre, las rabitas de calamar… Platos contundentes y una barra para poner el codo, agarrar el tenedor con una mano, el vinito con la otra, y picar sin parar.
📍Calle de la Palma, 64 (Malasaña)
12. Tribuetxe
Probablemente pase injustamente desapercibido frente a los puestos del mercado de San Fernando. Pero justo frente a la puerta del mercado de la calle Tribulete, se encuentra este recoleto bar con poco espacio para mesas, pero una reluciente barra en la que disfrutar de platos con carnes y pescados de primera calidad. Lo importante aquí es la esencia, el sabor y la mezcla vasco-andaluza que se aleja de la “cocina de pincitas” volviendo a los básicos: producto, producto y producto. Recomendamos la ventresca con piparras o las tostas de chipirón.
📍Calle de Tribulete, 23 (Lavapiés)
13. Bodegas Alfaro
Las fotografías en blanco y negro de Bodegas Alfaro hablan de un Madrid que ya solo queda en las barras, en esas mismas barras que han sobrevivido décadas, modas, rediseños y tendencias. Estas bodegas llevan desde principios del siglo XX haciendo felices a los madrileños y compartiendo conversaciones y gildas. Con cada caña o vermut, su ración de patatas fritas artesanales (compradas en el mercado de San Fernando).
La felicidad es un vermut en esta barra centenaria de estaño (ojo a los grifos, pura historia de Madrid) que además, suele sonar a flamenco: que no te extrañe si en su terraza se lía una buena farra entre palmas, guitarras y cante jondo.
📍Calle del Ave María, 10 (Lavapiés)
14. Bareto
Bareto es una cervecería que se define así en Instagram: “de barra, palillos y servilletas en el suelo”. Aunque sí que abraza una estética clásica, le da una vuelta, la actualiza y la hace suya. Igual que con su carta. Sirven gildas, ensaladilla rusa y torreznos, pero en versión fina.
Este bar pegado a Cibeles cumple además con otro requisito básico de todo buen bar de Madrid: aquí se pueden ver la mayoría de los partidos de futbol de la liga española.
📍 Varias localizaciones.
15. Hermanos Vinagre
Es difícil renovar lo que lleva décadas funcionando bien, pero Hermanos Vinagre consigue apropiarse de la frase hecha de «bar de toda la vida» siendo de los más jóvenes de la lista.
Lo que pervive y distingue a esta neotaberna castiza de las nuevas aperturas es su apuesta por la cultura de barra bar, los escabeches —de ahí lo del vinagre— la calidad de la caña bien tirada, ya no tan fácil de encontrar y el vermut casero. Todo envuelto en una decoración actualizada en la que no faltan versiones modernas del azulejo.
📍 Calle Cardenal Cisneros, 26 (Chamberí); calle Narváez, 58 (Ibiza) y calle Gravina, 17 (Chueca)
16. La Dolores
La Dolores es uno de esos bares madrileños tradicionales del barrio de las Letras, que, desde su fundación en 1908 como casa de comidas, ha sido para obligatoria de la ruta de cañas por la zona.
De hecho, es justo por la calidad de su cerveza y la perfección de sus cañas, por lo que se la conoce. También es fácilmente reconocible por su bella fachada de azulejos, decoración tradicional de la época. En su interior acogedor, donde destacan la madera y los carteles antiguos, se sirven pinchos y montaditos, para alternar entre tapa y vermut a hora del aperitivo.
📍 Plaza Jesús, 4 (Las Letras).
17. Casa Labra
Aunque actualmente el salón de Casa Labra en el que se servía comida como en un restaurante está cerrado, se puede seguir disfrutando de sus tapas de bacalao rebozado y croquetas, en el resto del local, que lleva desde 1860 inalterable. Pero esta fachada curva y centenaria de la parte de atrás de la Puerta del Sol también tiene su hueco en la historia del país. Aquí el 2 de mayo de 1879 Pablo Iglesias fundó el Partido Socialista Obrero Español.
📍 Calle Tetuán, 12 (centro).
18. La pequeña Graná
Lo de servir la caña con tapa es muy de Madrid, pero ¿dónde se ha visto que puedas elegir tu tapa gratis de una carta con más de diez opciones? Este es el modus operandi de La pequeña Graná, una joya codiciada día y noche por quienes conocen a fondo el distrito de Arganzuela.
Hacerse con una mesa en terraza o un hueco en la barra para acompañar cada bebida de una minihamburguesa con queso, un bocatín de chistorra y cebolla dulce o hummus de aguacate con totopos es un plan de ensueño que termina con el estómago lleno y la cartera casi que también. La carta cambia cada cierto tiempo, pero los clásicos permanecen.
📍Calle Embajadores, 124 (Delicias)
19. Pez Tortilla
En la guerra y en Pez Tortilla todo vale. La marabunta de gente apretujada en el local, los codazos para abrirse paso hacia la barra y los camareros haciendo malabares para llevar una caña (milagrosamente intacta) hasta las mesas es algo que solo se entiende y se acepta con la primera cata de unas tortillas apenas cuajadas de sabores inolvidables como parmesano, morcilla o queso de cabra.
Se bebe igual de bien que se come: la selección de cervezas artesanas es todo lo que necesita una ración de tortilla que siempre se termina demasiado pronto. Menos mal que también hay croquetas.
📍Calle Pez, 36 (Malasaña); pez Tortilla Cara B – Calle Pez, 7 (Malasaña); calle Cava Baja, 42 (La Latina); calle Espoz y Mina, 13 (Las Letras) y calle de Gaztambide, 50 (Chamberí)
20. Casa Julio
Las croquetas de Casa Julio son famosas en todo Madrid (y prácticamente en todo el mundo). Las paredes del bar están decoradas con fotografías de personas reconocidas que han ido a probar su cocina. Desde el grupo de música U2 hasta Alaska y Mario forman parte de este muro de la fama situado en un pequeño establecimiento de Malasaña. El negocio, que lleva abierto desde 1921, sigue siendo familiar y los precios continúan asequibles.
La fachada tradicional roja , que enuncia el nombre de la taberna, hace su función de certificado de casticidad. Dentro del establecimiento encontramos una barra y pocas mesas, también con cierta solera. Las croquetas son la especialidad de la casa y se sirven variadas, teniendo rellenos tradicionales, como el de jamón o el de pollo, o más originales, como el de pasas y gorgonzola o el de picadillo.
📍Calle de la Madera, 37 (Malasaña)
21. Bar Arco Iris
La plaza de Olavide es uno de los lugares más icónicos del barrio de Trafalgar. Considerada por la revista Financial Times como uno de los lugares del mundo donde más se vive el ‘sueño europeo’: una zona peatonal, una gran arboleda, un parque infantil y, por supuesto, bares.
El Bar Arco Iris, abierto desde 1991, lo regenta Secundina Román, Nina para su clientela más fiel. Una mujer, que, a sus 70 años, acude diariamente a servir y a ayudar en su establecimiento. Desde su inauguración, El Arco Iris ha sido un lugar de encuentro en la zona de Trafalgar, especialmente por su enorme terraza a la sombra de los árboles. Allí jóvenes y adultos se juntan para disfrutar de una caña perfectamente tirada acompañada de un delicioso pincho de tortilla, un bocadillo o una abundante ración.
📍Plaza de Olavide, 2 (Trafalgar)
22. La Embajada de Embajadores
La Embajada de Embajadores es uno de esos establecimientos que aun siendo relativamente nuevo tiene la esencia de los bares de toda la vida. Desde su gran barra, situada en el centro del bar, se sacan las deliciosas raciones servidas en bandejas de metal y, por supuesto, refrescantes cañas. Los precios son inmejorables y el servicio es siempre amable y atento.
En La Embajada de Embajadores la cocina nunca cierra, por lo que se puede ir a cualquier hora a disfrutar de uno de sus platos combinados, raciones o bocadillos. En su carta destacan los calamares, las albóndigas en salsa o la milanesa. Pero, sin duda, si vas a este bar tienes que probar su versión de El Paquito, un bocadillo de carne de cordero guisada que en 2022 ganó el premio al mejor de Madrid.
📍Calle de Embajadores, 66 (Lavapiés)
23. Bar Toboggan
El Toboggan, situado a pocos metros de Matadero, es un bar de barrio donde los vecinos de Arganzuela se juntan para disfrutar de una caña al sol. El local combina lo castizo con lo contemporáneo tanto en su estética como en su carta. La autenticidad de este bar se puede degustar en el interior, pero también en su gran terraza en la plaza Rutilio Gaci.
La carta es un mosaico de raciones de toda la vida que se mezclan con platos más internacionales, todo a precios muy asequibles. Desde bravas y croquetas a gyozas y tequeños, desde tacos de cochinita pibil a montadito de calamares o pepito levantino. Una mezcla que satisface a todos los gustos.
📍Plaza de Rutilio Gaci, 2 (Delicias)
24. Santa Canela
Street food rica y un local joven y desenfadado en pleno Chamberí. Santa Canela es todo lo que le pedirías a tu bar de confianza con una vuelta de tuerca moderna. Aunque también se puede cenar, aquí nos ocupa su faceta de bar y es el lugar ideal para pedir unas raciones y tapear con amigxs.
Entre ellas podemos destacar las alcachofas en flor rebozadas con hummus trufado y las patatas bravísimas con dos salsas bravas de chipotle y ají amarillo y una base de sobrasada e hinojo. Por algo se ha ganado una de nuestras pegatinas y la valoración como unos de los mejores bares de Madrid.
📍 Calle de Guzmán el Bueno, 20 (Chamberí)
25. Velarde 13
En Malasaña no escasean precisamente los lugares para tomar algo, pero precisamente por eso a veces es difícil elegir qué bares en esta zona de Madrid merecen realmente la pena. Una apuesta segura es, sin duda, el antiguoBar Malos, ahora renombrado como Velarde 13.
Este hermano del mítico Melo’s de Lavapiés comparte una gran parte de la carta y, por supuesto, no te puedes ir sin probar uno de los platos más icónicos de la casa y de Madrid (junto a las croquetas): sus enormes zapatillas de pan de hogaza gallego con lacón y queso de tetilla.
📍 Calle de Velarde, 13 (Malasaña)
26. Bar La Gloria
«Si el cuerpo te lo pide, dáselo». Con un lema así que te recibe a la entrada de esta taberna una ya sabe que a La Gloria se viene a una cosa: a disfrutar. Y el indicador que lo confirma es que con frecuencia encontrarás un grupo de gente esperando en la puerta de este local, situado en esa miscelánea de ambientes y negocios que es Noviciado.
El aire andaluz con el que se define está presente en toda su carta (especialmente en sus molletes de Antequera, de los que no debéis dejar de probar los de pringá), pero también encontraréis raciones como las de croquetas, bravas, berenjenas fritas, torreznos melosos o ensaladilla.
📍 Calle de Noviciado, 2 (Centro)
27. Viva chapata
«Cocinar recetas tradicionales de manera consciente y sostenible». Ese es el principio que rige la carta de la taberna 100% vegana Viva chapata, en Lavapiés. Una carta en la que se pueden encontrar opciones para picotear como su pincho de tortilla, no calamares, falafel con veganesa, croquetas de boletus edulis y, como adelanta su nombre, chapatas de distintos sabores.
Además, ofrece hamburguesas, pizzas y arepas entre otros platos, por lo que también es ideal para ir a comer o cenar, y dispone de un menú del día que los miércoles consiste en cocido vegano.
📍 Calle del Ave María, 43 (Lavapiés)
28. Casa Brava
Casa Brava lleva poco en Madrid, pero en Rosario (Argentina) es un clásico para aquellos que les gusta alargar la cena todo lo posible y esa misma idea la han trasladado aquí. La música en directo, los sofás de terciopelo y las paredes de madera de este local de Malasaña acompañan las cañas, vinos y cocteles que sirven.
Si tienes hambre no dudes en pedir el pollo frito, probarás pocos tan jugosos. La milanesa o el boniato con yogur, miel y sriracha también están entre nuestros favoritos.
📍 Calle de Valverde, 4 (Malasaña)
29. La Gildería
Incluso cuando controlas de tendencias nunca sabes cual va a ser la próxima moda foodie. La pasión repentina por las gildas ya tiene varios sitios que se han adueñado de ello, con La Gildería a la cabeza. Encurtidos, latas de conserva, pinchos y vermut, lo que sirven no es nuevo, glamurizarlo sí lo es.
📍 Calle de Calatrava, 17 (Centro)
30. Gota
Gota nació en Acid Bakehouse, una cafetería con obrador que cuando echaba el cierre por la noche abría de manera clandestina para convertirse en un bar de vinos con DJ incluido. Este concepto fue ganando popularidad y acabó teniendo un local aparte. En su espacio propio de Salesas ahora sirven principalmente vinos naturales y platos pequeños, casi tapas, tan peculiares como los fritters de polenta con salsa picante y queso rallado.
📍 Calle de Prim, 5 (Salesas)
Este artículo ha sido escrito a diez manos por Isabel Nieto , Javi Bisbal, Miguel Sánchez, Carmen Seco, Alberto del Castillo, Lucía Mos y Elena Francés.