Se nota, se siente…¡Qué por fin es viernes! Vale, la broma es muy mala, pero ¡también es viernes para Madridistinto!
Casi seguro que tienes tus grupos de whatsapp revolucionados organizando los planes de esta noche: que si fiesta en casa de no sé quién, especial de “DJ Cencerro” en discoteca tal…Y amigos y amigas repasándose la barba o depilándose para no volver a casa hasta que el metro abra al día siguiente. Pero tu eres un “viejoven” declarado y te seduce más la idea de sofá y peli. Aunque pensándolo mejor, sí que te apetece hacer algo fuera de casa, pero más bien tranquilo. Con estos planes para un viernes tranquilo en Madrid seguro que seduces hasta al más fiestero:
Vesuvio
Si antes de entrar te dicen que vas a probar una de las mejores pizzas de Madrid, probablemente no lo creas. El local es muy simplón, solo tiene una barra en la que la boca se te hace agua mientras ves como preparan las pizzas y en la que después las devoras sin darte cuenta. Están buenísimas (sobre todo la 4 quesos), recién hechas y a un precio inmejorable (puedes comer por 9€).
C/ Hortaleza, 4
Salón de té Al Yabal
Una decoración increíble, poca luz, sillones, puffs, música exótica, pastas árabes, una gran variedad de tés y aún más de cachimbas. ¿Qué mejor plan de viernes noche que tumbarse a sentirse como un protagonista de las 1001 noches? Además, los viernes abren hasta las tres, por lo que después tienes la excusa perfecta para volver a casa.
C/ Cáceres, 52
Coconut Bar
Si os gusta poco salir y para colmo, siempre acabáis en los mismos lugares, aquí tenemos unos cuantos locales originales por Madrid. El Coconut Bar es uno de ellos. Es un pequeño trozo de Hawai en plena Malasaña. Con un altar dedicado a Elvis, barbies y mucho aroma a coco. Cócteles, tartas (la de zanahoria está de rechupete) y picoteo a buen precio.
C/ San Roque, 14
Tapas gratis
El Respiro, La pequeña Graná o Los Amigos entre otros cuantos. Su rubia más fresca nunca viene sola: rabas de calamares, braviolis o pinchos de tortilla. Para volver a casa rodando y no tener que levantarse a la nevera en medio de la película que estés viendo.
Buffets libres
Ir a un buffet siempre tuvo algo de ruleta rusa. Había varios factores claros, inamovibles, pero a pesar de todo decidías jugártela y darte un capricho asumiendo el riesgo. Ir a un buffet era exactamente eso: sabías que habría cantidad, sabías que tendrías que ayunar semana y media antes para amortizar y sabías que la comida sería cutre y aceitosa. Ir a un buffet significaba eso, pero ya no.