Madrid recupera, con restricciones, las fiestas de La Paloma, San Cayetano y San Lorenzo. Tras casi dos años de silencio, los festejos más importantes de Madrid inundarán las calles del 7 al 15 de agosto, el mismo día que Madrid honra a su Virgen de La Paloma.
Cada verano, en el mes más ardiente del año, la ciudad entera sale a las calles, así como miles de viajeros que quieren vivir en persona el ambiente verbenero más genuino de Madrid. Durante casi diez días, los barrios de La Latina, Lavapiés y Embajadores se tiñen de colores, el de los mantones de seda, atados a balcones trufados de claveles y nardos, y el del hermoso desfile de veteranas chulapas custodiadas por sus chulapos.
Tal y como advertía el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, a principios de verano, la celebración de las fiestas no está reñida con la responsabilidad colectiva a la hora de asumir unas medidas que garanticen la seguridad de todos los participantes. A partir del sábado 7 de agosto, arrancan los festejos más comedidos, y no por ello menos deseados, del año.
Todos los espectáculos tendrán aforo limitado, en torno a 200 personas que se ubicarán en sillas desinfectadas y separadas por un metro y medio, y se llevarán a cabo en tan solo tres escenarios: la plaza Vara del Rey (San Cayetano, 7 y 8 de agosto), la plaza Arturo Barea (San Lorenzo, 10 y 11 agosto) y los Jardines de las Vistillas (La Paloma, 14 y 15 de agosto). En suma, 18 actuaciones, aún por confirmar, que contemplan música en directo, zarzuela, teatrales y concurso de bailes.
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