Si al principio no sabéis dónde está o qué es exactamente el Palacio Longoria, os sonará más cuando nos refiramos a él con el nombre por el que lo conocen la mayoría de los madrileños: «la casa tarta». Ahora que la tenéis visualizada, ¿a que siempre os quedáis embelesados observándola cuando pasáis por el número cuatro de la calle Fernando VI? Pues hoy vais a conocer un poco más de este edificio:
Es la sede de la SGAE (Sociedad General de Autores de España) desde 1950, año en el que la organización adquirió el edificio por menos de 5 millones de pesetas.
El edificio fue mandado construir por Francisco Javier González Longoria en 1902 y aunque muchas personas atribuyen la obra a Gaudí, en realidad pertenece a otro arquitecto catalán, José Grases Riera, al que muchos consideran discípulo del artista, pero en realidad fue compañero suyo durante sus estudios.
El creador de la «casa tarta» también construyó el Monumento a Alfonso XII de El Retiro o el Edificio de la Equitativa en la calle Alcalá (sede de Banesto), pero el Palacio de Longoria es el máximo exponente del modernismo en Madrid.
Cuando se construyó no había ningún edificio parecido a él, por eso recibió el nombre de «la casa de la tarta«, aunque por dentro, su arquitectura sigue normas más tradicionales.
No se puede visitar por dentro y es toda una pena, porque su escalera principal está coronada por una impresionante cúpula de hierro y vidrio, creada por la Casa Maumejean (quiénes también fueron autores de las vidrieras de las Catedrales de Burgos o Sevilla, entre otras).
El Palacio ha cambiado en más de una ocasión de dueños, ya que en 1912 su primer inquilino perdió toda su fortuna y tuvo que venderlo a la Compañía Dental Española, que se encargó de reformarlo de manera desafortunada, ya que hizo desaparecer su estructura inicial. En 1946 pasó, en pésimas condiciones, a manos de Construcciones Civiles.
Antes de que pasase a manos de la Compañía Dental Española poseía un patio interior precioso, pero con el cambio de dueños, el patio se utilizó para construir un edificio anexo al Palacio.