En estos restaurantes no solo se come bien, sino que también te vas a alegrar la vista.
Todos hemos practicado el «arte del postureo» más veces de las que nos gustaría admitir y la verdad es que vamos a seguir haciéndolo. Instagram sabe de lo que hablamos y más aún si nos centramos en el mundo de la comida. Ya sea en lo bonito que nos queda el plato que hemos preparado (aunque para ello se nos haya quedado la comida fría al colocarlo) o del restaurante al que hemos ido. Aunque en este caso, no es lo mismo ir a uno castizo, de los que el palillo en la boca es casi obligatorio, a uno que parece sacado de un cuadro. Este artículo va de esos últimos locales, esos en los que te podrías pasar más tiempo mirando a tu alrededor que a la propia carta.
El buen rollo de Wanda Café Optimista hace que no quieras salir de él. Sus tortitas, que quieras repetir.
En Boho Bar es verano todo el año.
En Honest Greens todo está hecho para que te sientas bien al cruzar su puerta.
Lo admitimos, siempre que vamos a Mr.Frank planeamos como robar sus lámparas.
Probablemente, esta sea la mesa más cotizada de Bumpgreen:
La terraza de Saporem es como una verbena de pueblo.
Taxi a Manhattan es un viaje por los barrios más cool de Nueva York.
Nubel es una extensión de las obras de arte del Reina Sofía:
Habanera te desconecta del ajetreo y el tráfico de Colón solo con entrar en el local.
Colores y más colores en Frida:
¿Quién podría resistirse a cualquiera de estos restaurantes?