Este es un año importante en lo que a efemérides culturales se refiere, y es que solo en enero se concentran dos de gran calado: el 150 aniversario del nacimiento del arquitecto Antonio Palacios y el 100 aniversario del nacimiento de quien nos ocupa en este artículo: el artista Eduardo Chillida.
Aunque algunas de las obras más destacadas del autodenominado «arquitecto del vacío» se encuentran en su Donostia natal, haciendo honor a su propia cita –»Soy como un árbol, con las raíces en un país y las ramas abiertas al mundo«–, hay numerosas ciudades alrededor del globo donde se pueden encontrar trabajos firmados por él.
Es el caso de ciudades como Grenoble (Francia), Lund (Suecia), Helsinki (Finlandia) o Dallas (EE.UU), por mencionar solo algunas. Y entre ellas está también Madrid, donde vino a estudiar dibujo en 1947 al Círculo de Bellas Artes –siendo este, cosas de la vida, un edificio diseñado precisamente por Antonio Palacios–.
Obras de Chillida en las calles de Madrid
Obras públicas
- Lugar de Encuentros II (1971)
- Lugar de Encuentros III (más conocida como La Sirena Varada) (1972)
- Estela a Rodríguez Sahagún (1993)
Obras públicas en instituciones
- Lugar de Encuentros VI (1974). Fundación Juan March.
- Rumor de Límites VII (1968). Fundación Banco Santander.
El germen de El Peine del Viento XV, en el Reina Sofía
Por otro lado, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía también alberga algunas piezas de Chillida. Ahora mismo pueden verse dos obras:
- Mesa de Omar Khayyam II. En la sala del edificio Nouvel.
- Toki Egin (Homenaje a San Juan de la Cruz). En el jardín del edificio Sabatini.
Pero además, el museo ha tenido expuesto hasta hace muy poco tiempo El Peine del Viento I en la planta 4 del edificio Sabatini. No obstante, «por motivos expositivos ahora no está abierta la sala», explican desde el Reina Sofía a Madrid Secreto: hasta el mes de junio esas salas acogerán una gran exposición dedicada a Tápies.
Esta obra, como indica el número que la acompaña, es el germen que daría lugar a la famosísima obra que desafía la fuerza del mar en los acantilados del Monte Igeldo: El Peine del Viento XV.
Esta serie cuenta con un total de 23 esculturas con las que explora, en palabras de Carmen Fernández Aparicio, «uno de sus conceptos esenciales, el de límite: el espacio queda definido por los diversos planos entrecruzados que limitan aquello que antes de la presencia de la escultura era un vacío inaprensible».
El propio artista se refería a ello en los siguientes términos: «el límite es el verdadero protagonista del espacio; como el presente, otro límite, es el verdadero protagonista del tiempo«.