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La música clásica es una experiencia multisensorial y mágica en sí misma. Cada nota musical que vibra en los tímpanos invita a despegarse de la realidad y viajar a otras eras musicales. Y Candlelight nació con la intención de celebrar un ritual a la altura de las obras maestras de las leyendas de la música.
Durante el frío de los primeros meses del año, los conciertos Candlelight se convierten en lugares íntimos donde cobijarse y resguardarse, en ubicaciones tan únicas como el Four Seasons o el Hotel Wellington.
Candlelight contempla grandes hitos de la música como Vivaldi, Queen o Coldplay, y sus legendarios himnos que son reinterpretados a piano o por un cuarteto de cuerda.
Madrid empieza el año con la mejor oferta de Candlelight
Los conciertos Candlelight se han labrado un hueco permanente en la agenda cultural de Madrid y no solo por sus impecables repertorios y el talento de los músicos, sino también por las mágicas ubicaciones donde se celebran. La elegancia, la solemnidad y la calidez de las localizaciones elegidas se reparte entre teatros, fundaciones, mansiones y hoteles de lujo, todos ellos escenarios perfectos para la atmósfera de este espectáculo.
Algunas de las localizaciones de esta temporada son el Four Seasons, el Hotel Wellington y The Music Station en Príncipe Pio. Sin olvidar los conciertos que se dan lugar en el Ateneo de Madrid y el Círculo de Bellas Artes, ambos edificios emblemáticos del centro de la capital.
Candlelight ha conquistado también al público de ciudades como Barcelona, Londres, París y Nueva York. Estos eventos han cambiado la experiencia musical en directo de miles de espectadores, ampliando sus sensaciones auditivas hasta involucrar a los cinco sentidos.
Un entorno de luz tenue que ambienta la sala mientras cada instrumento resuena en todo el cuerpo: el candor de un piano, la luminiscencia de las cuerdas de los violines y el esplendor de los sonidos de viento como el saxofón. Esta sensación de profunda intimidad se intensifica porque el aforo es reducido, un factor que permite sentarse cerca de los intérpretes y abandonarse a los compases de sus instrumentos.
En definitiva, estos conciertos a la luz de las velas enriquecen la experiencia musical y la engloban en una atmósfera de calma y contemplación como nunca antes se había visto ni escuchado sobre un escenario.