Los planes que empiezan en una casa terminan por ser los mejores. Bien sea crear en tu garaje la mayor empresa de comercio electrónico del mundo, una tarde anodina que termina siendo una noche épica o unas clases a unos amigos que terminan por convertirse en una escuela para adultos.
La historia de Miguel Peiró, doctor en física de partículas y cosmología (lo de Sheldon Cooper, dice, como acostumbrado a que le pregunten qué-es-eso), empieza en su casa. Estudiaba el problema de la materia oscura, empezó a dar clases a sus amigos a cambio de un desayuno, la cosa crecio y “creé un espacio que no existía”, dice Miguel Peiró a Madrid Secreto en conversación telefónica.
El espacio que ahora sí existe es La Academia: Arte y Ciencia y el lugar (antes vacío) que ocupaba lo explica Peiró de la siguiente manera: “Existen las clases de canto sin que la gente quiera ser cantante o las de pintura sin que la gente quiera ser pintora, ¿pero por qué no podía haber clases de biología o de química para gente que no quisiera ser bióloga o química?”
Y como respondiéndose a esa pregunta y ampliando el proyecto que nació en casa, creó en 2018 una asociación cultural que se fue expandiendo hasta que llegó la pandemia, se viró hacia el online y se consolidó como presencial: “queremos presentar lo nuestro como algo experiencial, aunque hay personas mayores que no se pueden mover de casa y estudian desde el salón”.
Nuevo paradigma de enseñanza
La escuela para adultos de Peiró usa una web un concepto llamativo: nuevo paradigma de enseñanza. Al ser preguntado al respecto, Peiró dice que “el paradigma es lo multidisciplinar como punto genérico: abordamos la enseñanza desde las mezclas”.
Y desarrolla esta idea poniendo el ejemplo de que él estudió piano y ahora da clases de física. ¿Cómo explica la relatividad de Einstein? Con música. “A la gente le llega la información a través de una emoción y ahí cambia la enseñanza: incorporamos mucha emoción en el aprendizaje”, añade Peiró.
Las asignaturas
Precisamente los cursos de física eran los más solicitados antes de la pandemia. A partir de entonces, hubo un giro (copernicano, quizás) y empezaron a gozar de más éxito los cursos de humanidades. Como el de filosofía, que según Peiró está de moda por haberla quitado de la enseñanza.
La variedad de cursos es extensa (teatro, psicología, historia) y su estudio es mezclable. Es decir, la escuela de adultos ofrece una posible tarifa plana de 95€ al mes mediante la que te registras en las clases –como si fueran de zumba o de crossfit– que te interesan.
En la esencia de la escuela también está la idea de rechazar la utilidad de las acciones: “no estudias filosofía para tener un título, la estudias para aprender una nueva forma de ver el mundo”, dice Miguel Peiró.