Las pinturas realistas de Antonio López, observadas a dos o tres metros de distancia, parecen fotografías gigantes. La minuciosidad con la que trabaja es todo un espectáculo: retoca sus cuadros varias veces hasta que el acabado es perfecto. Lo saben los madrileños que le han visto en acción a pie de calle desenvainando los pinceles en lugares tan emblemáticos como la puerta del Sol.
Después de años utilizando la capital como fuente de inspiración, el pintor de Tomelloso ha presentado Vista de Madrid (1962) en el Museo Arqueológico Nacional. Esta obra, perteneciente a la Colección BBVA, se encuentra en la Sala 31 de la exposición permanente desde hoy, 11 de febrero.
El cuadro forma parte de una serie de panorámicas que López pintó durante los años sesenta. Es la segunda que el artista creó basándose en una vista de Madrid. En este caso aparecen la fachada del Arqueológico, el jardín de Serrano y una pareja dándose un beso en la cima de un árbol (por esto último, se puede enmarcar la obra dentro del realismo mágico).
Vista de Madrid conecta el final de la zona dedicada a la Edad Moderna y Contemporánea con la sala sobre la historia del museo. Isabel Izquierdo, directora del MAN, ha explicado durante la presentación que, para el Arqueológico, «el cuadro tiene un valor histórico y documental añadido, ya que muestra la puerta original de entrada al edificio, flanqueada por las dos esfinges y precedida por la escalera».