La Puerta del Sol en agosto solo puede ser un lugar de paso. Un mal mayor o una sutura que une el camino, por ejemplo, de Carretas a Montera. Es raro habitar el espacio más de un minuto voluntariamente porque el sol lo hace imposible salvo que tengas un propósito como, por ejemplo, pintar un cuadro que estás empezando por enésima vez.
Antonio López, conocido como el pintor del hiperrealismo, ha vuelto estas semanas a la Puerta del Sol para retratarla. Y la palabra volver remite a cuando hace dos años estaba inmortalizando otro díptico que no va a ser terminado.
El diario ABC cuenta que ahora trabaja en las dos partes de un nuevo díptico. La primera parte es la que se le ve pintando: frente a la sede de la Comunidad de Madrid –aunque de perfil a ella. Y la segunda es de espaldas mirando hacia la calle Montera.
Las declaraciones recogidas por el citado periódico aluden también a un cambio sustancial con respecto a otros intentos de retratar Sol: esta vez se va a incluir a sí mismo en la obra.
Sobre el porqué de esta obsesión: «La Puerta del Sol siempre ha sido algo que me parecía muy interesante. Y no sé explicar muy bien por qué. La arquitectura es muy modesta, como todo lo español arquitectónico, salvo excepciones. Pero ahí pasa algo para mí que tiene misterio».
Antonio López, que pintó desde Torres Blancas el cuadro por el que se le considera el pintor más cotizado de España, pinta por las mañanas en la novena planta de El Corte Inglés de Callao. Y por las tardes se va a la Puerta del Sol.
Al respecto de su obra y de la estima en la que se le tiene, dice el divulgador de arte @itineratur en un hilo reciente: “Se nos ha vendido que es un referente del hiperrealismo. Pero es más sencillo que eso. Antonio López es un pintor realista que ante todo necesita que caiga un sol de plomo sobre las fachadas de Madrid”.