Que levante la mano quien ama cantar a gritos pero se muere de vergüenza si lo hace en público. Nos imaginamos que hay muchas manos en el aire ahora mismo. Es que hay que aceptarlo: lo de ir al bar-karaoke solo apetece cuando el reloj da más de las 23:00 h y/o ya llevas encima uno o dos chupitos de más.
Pero si estás solo cuando te apetece cantar, ah, la cosa cambia. Cantarías en todas partes si pudieras llevar contigo la ducha de casa, pero la ingeniería de duchas portátiles no anda muy ágil estos días. Pues, si eso no se puede, tendrás que superar tu pánico escénico o escoger una solución más rápida: recurrir al karaoke más íntimo que encuentres.
BAM (calle de Recoletos, 23, Retiro) es un karaoke con siete habitaciones privadas, al estilo de la película Lost In Translation, equipadas para que des el cante solo con quien quieras que te oiga (bendita sea la tecnología que ha otorgado la insonorización a la humanidad).
Cada cuarto tiene un sistema de karaoke propio y una decoración diferente: están la Library Room, la Monkey Room, la Cigar Room, la Art Room, la Disco Room… Con diferentes capacidades, para albergar entre 4 y 12 personas.
Dentro, además, hay sofás para ver el espectáculo de tus amigos dando el cante y un catálogo de 25.000 canciones para que la musa tenga dónde elegir. Si hay confianza, puedes dar tu Do de pecho cantando a Nino Bravo o a las Spice Girl. Ningún intruso podrá oírte pero, ojo, que las puertas tienen mirillas para echar un vistazo. Así que, al menos, cúrrate las coreografías.
Más información y reservas en la web oficial de BAM Karaoke.