Si el director canadiense Denis Villeneuve hubiera conocido las Barrancas de Burujón quizás las habría escogido para localizar Dune, su última película. El color rojizo y marciano de sus escarpadas cárcavas bien hubieran servido para ambientar la relación entre Zendaya y Timothée Chalamet. Vaya por delante de todo que está afirmación es una hipérbole que se entiende desde esa posición: no hay nada equivalente en España –las Médulas de León es lo más parecido– y tenerlo a 100 kilómetros de Madrid es una fortuna.
La forma de las Barrancas de Burujón, básicamente –como su fuera tan simple–, es resultado del paso de los años. De 25 millones de años en los que el agua y el viento han ido erosionando y socavando el terreno arcilloso que se arremolina alrededor del embalse de Castrejón. El interés geológico –brevemente detallado– y la comparación con el Gran Cañón del Colorado son dos de las justificaciones que arguyen quienes tienen en este espectacular paraje natural su excursión fetiche durante los fines de semana.
¿Cómo llegar a las Barrancas de Burujón?
La ruta al cañón toledano es relativamente sencilla ya que la separación con respecto a Madrid es de esos 100 kilómetros comentados en el primer párrafo –apenas una hora y cuarto en coche. Las barrancas se encuentran en la carretera CM-4000 en el tramo que une Toledo y Talavera de la Reina. No hay autobuses que lleven al terreno, así que las únicas formas posibles de llegar a las barrancas son el coche o la bicicleta desde Toledo. Por otro lado, desde que fuera declarado Monumento Natural por Castilla La Manca en 2010, las Barrancas de Burujón tienen un aparcamiento a los pies del cañón.
¿Qué hacer allí?
El plan en Barrancas de Burujón es casi contemplativo. Una vez que el caminante se recupera de un posible Síndrome de Stendhal, el siguiente paso –los siguientes pasos– es una ruta de senderismo. La web Wikiloc recoge la distancia, la duración y las paradas en miradores que hay que hacer. Es una ruta de poca inclinación, ligera, que se hace en unas tres horas y que consecuentemente permite la presencia de personas de todas las edades.
Recuerda que las Barrancas de Burujón no han estado 25 millones de años esperando a ser lo que son para que cualquier dominguero confíe en las virtudes de la descomposición de bolsas de botellas de refrescos, snacks y extrusionados. Cuida del medio ambiente.