Dicen que la gentrificación aún no ha salpicado al barrio de Arganzuela, y la imagen de los vecinos de toda la vida arrastrando el carro de la compra de aquí para allá, de la panadería a la carnicería, corrobora esa impresión. No hay turistificación, pero la vida cultural bulle en sus 14 salas de teatro alternativo. Arganzuela es el escenario perfecto para abrir un improbable cine de barrio.
El rótulo de los Cines Embajadores (Glorieta de Santa María de la Cabeza, 5) frena en seco los carros de la compra. Los moradores de la zona estudian la cartelera, inhalan el olor a palomitas y asimilan que cerca de su casa está el primer cine de barrio inaugurado en Madrid en décadas.
Un cine para los vecinos de toda la vida
Estas tres salas de proyecciones, que ocupan la antigua sede de una entidad bancaria, nacen para dar salida a un sueño que desafía el feo panorama del cine en Madrid: «Las personas que trabajan en esto tienen el sueño de tener un cine propio, un cine donde poder exhibir las películas que quieran y reponer esas grandes películas que a todos nos han marcado», cuenta Fernando Lobo, responsable de comunicación y prensa de los Cines Embajadores.
«Abrir un cine cuando todos están cerrando es casi hasta poético; aunque al principio la idea no era ir contracorriente», reflexiona Lobo. Solo al colocar las butacas e instalar las pantallas se dieron cuenta de que ese sueño de abrir un cine trascendía el amor por el séptimo arte y calaba en lo social: este cine era también una apuesta por la vida de barrio.
Y el barrio ha respondido en consecuencia. «La acogida vecinal ha sido estupenda. Así nos lo están demostrando», comenta el portavoz de Cines Embajadores. La apertura ha tenido eco en los medios locales y, lo que es más importante, ha resonado en el boca a boca del vecindario.
Cartelera de estreno y de autor
La historia de este cine parece sacada de un guion. Intentó estrenarse en tres ocasiones: el estado de alarma decretado ante la pandemia paralizó la gran apertura, y un corte de luz en el edificio obligó a cancelar la segunda fecha. Pero en el tercer acto, como en las buenas películas, todo salió bien.
Desde que, por fin, pudieron encenderse los proyectores, los Cines Embajadores compaginan cine de estreno y cine independiente: Hollywood y las cintas de autor internacionales conviven en armonía. También hay espacio para desempolvar esos clásicos que dejan huella, como dice Lobo. El gran sueño del cine se ha hecho realidad en el barrio de Arganzuela.
Fotos: Cines Embajadores