Risas, banderas de múltiples países, baquetas, cuerdas de guitarra, maquillaje fantasía, pelos largos, chupas de cuero, medias de rejilla… Pasó de todo. Hubo de todo. Incluso una petición de matrimonio. El concierto de Rockin’1000 presented by Ballantine’s del pasado 3 de junio, marcó un momento épico en la historia musical de Madrid.
El día amanecía nublado, la tarde amenazaba lluvia sobre el Cívitas Metropolitano. Sin embargo, no pasó de un ligero chirimiri un par de horas antes del inicio del show. Parecía que los astros se alineaban para que ese círculo virtuoso que es el techo del estadio del Atlético de Madrid, brillase con un resplandeciente sol y con un anochecer arrebatador.
Mientras el público buscaba su lugar en el estadio, Marta Vázquez (icónica presentadora y periodistas de RockFM) caldeaba el ambiente con un DJ set repleto de grandes temas. En el momento de dar paso a los otros dos presentadores de la noche, Grison y Ricardo Castella, alguien se subía al escenario. Era Jorge Vileilla (Director Adjunto de las emisoras musicales de Ábside Media), que venía a… pedir matrimonio a Marta. Momento épico en el que las 30.000 personas asistentes dieron sus bendiciones al enlace en el nombre del rock.
Mientras, en las entrañas del estadio, los camerinos de los artistas bullían. Repartidos por instrumentos, las voces calentaban con sus coaches mientras guitarristas, bajistas, teclistas y baterías, tocaban un acorde aquí, cambiaban una cuerda allá, se abrazaban, se ponían brillos en la cara, se disfrazaban (vimos a Freddie Mercury, a Angus Young, algún que otro kilt e incluso un Wally, ¿alguien lo buscó y lo encontró desde las gradas?).
En ese camerino hablamos con Karen Ricoy, mexicana ganadora del concurso Rockstar Wanted (lo que significa que viajará, en una gira mundial, de Rockin’1000 en Rockin’1000). Ricoy nos explicaba la intensidad de los ensayos de los días previos y las ganas que tenía de cantar Salta!!!, de Tequila, canción que conoció preparando el setlist del concierto.
Antes de la subida al escenario de los mil músicos, Castella y Grison regalaron al público otro de los momentos de la noche: interpretaron su propio medley (popurrí) entre teclado, guitarra y, por supuesto, beatbox.
A las 22.00h, llegó el momento: las luces se apagan, solo distinguimos algunos que otros brillos en el escenario y, de repente… De los vomitorios del estadio salieron, con decisión e instrumentos en alto, el millar de músicos de la banda más grande del mundo: Rockin’1000. La ovación, ensordecedora. Los ánimos, por las nubes. Los nervios, aflorando en el ambiente. Y empezaron esos acordes tan significativos, tan identitarios del mejor metal: Enter Sandman de Metallica.
Un setlist brutal: dos horas del mejor rock
Obviamente, cada uno tiene su tema favorito. Y en este crisol de temazos que fue el setlist de Rockin’1000 presented by Ballantine’s, había espacio para todo. Destacamos algunos de los hitos del concierto:
- Las baterías al unísono, sacándonos el corazón del pecho con los cuatro primeros golpes de Smells Like Teen Spirit.
- Los bajos, totalmente desatados y emocionados con Bullet With Butterfly Wings, de Smashing Pumpkins.
- Un estadio entero iluminando con sus móviles el momento de Yellow, de Coldplay.
- Las voces, dándolo todo mientras entonaban a Bunbury en Entre dos tierras de Héroes del silencio.
- El instante «lolololo», es decir, Seven Nation Army de The White Stripes, tema que se ha convertido en estos años en un icono futbolístico.
- Bohemian Rhapsody, de Queen, interpretado por los mil músicos. De principio a fin, pelos de punta sin parar. Y un público totalmente entregado a cada una de las partes de esta ópera rock.
- Learn to Fly la canción con la que empezó todo en 2014, cuando Fabio Zaffagnini propuso un reto para intentar llamar la atención de su banda favorita, Foo Fighters, animando a mil músicos a tocar este tema a la vez. Spoiler: lo consiguió.
- Fabio dando las gracias al público, emocionado, cornamenta en alto, mientras los mil músicos disparaban cañones de confetti para cerrar una noche única en la ciudad.
A la espera de la próxima fecha internacional de Rockin’1000, nos quedamos con el recuerdo de una velada transgresora y de esas veinte canciones interpretadas por mil amantes de la música, por y para un público entregado.