Las bravas, contra todo lo que cabría pensar, no es un plato tradicional. O, mejor dicho, en el caso de ser un plato tradicional lo es desde hace muy poco tiempo. Por eso mismo no hay un único libreto, no existe una receta canónica, definitiva y exclusiva. Las patatas bravas se empezaron a hacer hace cosa de 50 años y en su elaboración, como dice el refrán, cada maestrillo tiene su librillo.
En el librillo de los bares de Ponferrada aparece escrito que la salsa debe llevar caldo de mejillones; otros dirán que su salsa tiene que picar sí o sí; otros que ponerle tomate es un pecado; y habrá quien entienda que las bravas sin mayonesa al lado no son bravas. Cuestión de gustos. Igual que es cuestión de gustos el éxito incontestable de Docamar.
Docamar, podría decirse, tiene un súper poder: todo aquel que las prueba pasa a hablar de estas bravas en términos de “las mejores patatas bravas de Madrid”. Y hemos querido meternos, literalmente, hasta su cocina para saber cómo es eso posible.