También conocidas como las lágrimas de San Lorenzo, la lluvia de Perseidas son el producto de los restos dejados por el cometa Swift-Tuttle a su paso por la órbita terrestre. Cada año, la Tierra cruza la órbita del cometa en agosto, y algunos de los restos dejados por el cometa atraviesan la atmósfera creando uno de los espectáculos visuales más impactantes del año.
El pico de actividad tendrá lugar la madrugada del 12 al 13 de agosto. Desde hace unos días se ha podido observar alguna estrella fugaz, de la misma manera que podrán seguir observándose después de esta fecha.
Será a partir de las 00.00 horas del 13 de agosto cuando se registre el mayor número de meteoros, entre unos 30 y 50 por hora, un rango bastante bajo si lo comparamos con el registrado el año pasado, que alcanzó los 200 meteoros por hora. Además, hubo luna llena el 6 de agosto, lo que supone que la madrugada del domingo la Luna estará en torno al 70 por ciento, dificultando la visibilidad con mayor claridad.
Consejos para aprovechar al máximo esta noche de agosto
Aquí van algunos:
- Como en la mayoría de lluvias de estrellas, el mejor momento para observarla es en las horas previas al amanecer.
- Intenta escapar de la ciudad. Si no puedes, el mejor observatorio será una zona cuanto más alta mejor, como por ejemplo la terraza de algún edificio.
- Si vives en una zona montañosa, las zonas altas de los montes siempre serán mejor que los valles.
- Los expertos recomiendan dar 30 minutos de margen para que tus ojos se habitúen a la oscuridad y poder ver así el mayor número de estrellas fugaces posible.
- El festival no comenzará hasta la medianoche, cuando la constelación de Perseo, el punto de donde proceden los cometas, se situará por encima del horizonte.
- Mira hacia el noreste, deberían empezar a aparecer por ahí.
- La luna va a jugar en tu contra, restando visibilidad, así que cuanto más se abra el cielo ante ti, más campo de visión tendrás.
El cometa que podría protagonizar el próximo Armagedón
A veces los términos bailan en torno a este tema. Cuando los fragmentos de roca o polvo estelar se encuentran vagando por el espacio se les llama meteoroidos. Cuando cruzan la barrera atmosférica se las llama meteoros. Y si estos llegan a impactar en la superficie terrestre, se les conoce como meteoritos, quizá el término más popularizado por la industria hollywoodiense y el bueno de Bruce Willis jugándose el pellejo por todos nosotros.
Las estrellas fugaces sin embargo, es decir, el brillo que puede distinguirse desde la superficie terrestre, no procede del meteoro en sí, sino de aire caliente que brilla al contacto con la roca cuando esta cruza la atmósfera.
El cometa Swift-Tuttle, al que un estudio publicado por la Oxford University Press catalogó como «el objeto más peligroso conocido por la humanidad», ostenta el título de objeto más grande que cruza sistemáticamente la órbita de la Tierra. Su diámetro se estima en unos 26 kilómetros, nada mal si tenemos en cuenta que el que acabó con los dinosaurios se calcula que medía 10 kilómetros. No es de extrañar por tanto que estos datos sean carne de especulación fatalista.
La última vez que el cometa cruzó la órbita de la Tierra fue en 1992 y se calcula que la próxima sea en el 2126. Según publicó la revista New Scientist, existe una posibilidad mínima (del 0,0001 por ciento) aunque real de que el cometa impacte contra nuestra planeta o su satélite. Apunten la fecha en su agenda: el 15 de septiembre del año 4479 podría ser el principio del fin.