Ha sido una de las despedidas más sentidas de 2022: hace casi doce meses que El Candela, la mítica cueva que revolucionó el flamenco en Madrid, anunciaba su cierre en el año en el que habría cumplido cuatro décadas reuniendo a los más grandes del flamenco (Enrique Morente, Paco de Lucía, Camarón, Tomatito, los Habichuela, Ketama…) entre sus muros. Ha pasado casi un año de aquello y, a unos días de despedirlo, lo que ha durado su ausencia parecerá, en retrospectiva, un parpadeo: El Candela, el templo flamenco más querido por los flamencos en Madrid, reabrirá sus puertas.
Hasta ahora su futuro era incierto y lo único que se sabía era que lo había «comprado un inversor y que en el precio no estaba solo el local, sino también la marca, que había registrado mi hermano. Es posible que los nuevos propietarios la utilicen por ser un nombre muy conocido y tener tirón», nos explicaba hace unos meses Octavio Aguilera, administrador del local durante los últimos 14 años y hermano del creador de este espacio, Miguelito Candela.
Y aunque ya se empezaba a ver algo de movimiento sobre qué dirección podría seguir el negocio, ha sido El Periódico de España el que ha informado ahora en primicia de su reapertura en este reportaje firmado por David López Frías, en el que ha entrevistado a Alejandro Pitashny, un economista de Buenos Aires que, junto a sus socios Martín Loeb y Diego ‘Papo’ Kling, ha comprado El Candela.
¿Cómo será el nuevo Candela?
El Candela no será la primera línea que Pitashny, Loeb y Kling escriban en su cartera de negocios en la capital: abrieron primero el restaurante Fayer y después la cafetería Golda y Patio 7. Y con un Golda 2 en camino, se han lanzado a reabrir el que fuera el epicentro de la movida flamenca en Madrid.
En declaraciones en el reportaje de EPE, Pitashny se expresa en estos términos sobre el futuro del Candela: «lo que buscamos es convertirlo en un referente cultural. De flamenco, pero también de otras disciplinas. Lo que queremos es que puedan expresarse los músicos con su talento en un lugar pequeño». En este momento, sostiene, están en «una fase de observación, para ver cómo en el Madrid de hoy se puede volver a insertar el Candela».
Ese nuevo Candela será, en palabras de Pitashny, «un lugar de alta calidad» con una «nueva gestión, con nuestra personalidad y respetando lo que hizo Miguel», pero habrá que esperar a la reapertura para ver en qué se concreta esa nueva gestión y en que se (re)convierte este icónico espacio flamenco de Madrid. Y es que como apunta Frías en su reportaje, para algunas personas el auténtico Candela fue algo fugaz que no se volverá a repetir, como es el caso de Octavio Aguilera: «Lo abran como lo abran evidentemente no va a ser lo mismo, la esencia del local era única. La esencia del Candela era mi hermano Miguel».