La relación de la capital con el flamenco se construye a través de los tablaos de Madrid. El flamenco no es de aquí, pero aquí se pueden disfrutar de los mejores cantaores, bailaores y músicos, que más tarde o más temprano pasan por los escenarios de la ciudad.
Eduardo Murillo Saborido, experto música española, lo explica así en su Trabajo de Fin de Máster sobre el tema: «Desde 1954 hasta mediados de los setenta, los tablaos flamencos de Madrid fueron las instituciones que reunieron un mayor número de figuras de la música flamenca, siendo para muchos de ellos el primer paso de su andadura profesional en este género musical». En esos 20 años se vivió el esplendor del flamenco en la capital, muy ligado siempre al turismo —del que hoy en día vive—, a las migraciones de andaluces a Madrid, y a esa creación de una identidad cultural fácil de exportar, aunque de base muy compleja, que se forzó durante el franquismo. Esa unión desde el principio con uno de los motores económicos del país, la hostelería, ha hecho a este arte se desarrolle, evolucione y dependa de él.
Cierres, pandemia y reaperturas de tablaos
También surgieron en esta época algunos baluartes de la pureza flamenca, como el tablao Zambra, que cerró en el 1975, el tablao de Las Brujas, o el Corral de la Morería, que continúa siendo uno de los templos de este arte, que suma una estrella Michelin y haber sido el mejor restaurante de Madrid en 2021 a su éxito. En este último Paco de Lucía presentó Entre dos aguas, la rumba que supuso un nuevo paradigma dentro del flamenco y que incluso los que nunca han profundizado en esta música han escuchado, aunque sea involuntariamente en la televisión o el cine.
Tras el primer declive de finales de los setenta, los cierres de tablaos flamenco tan singulares como los ya mencionados se repitieron, pero hasta 2020 en Madrid sobrevivían grandes escenas flamencas como Casa Patas, El Candela o el Villa Rosa. Y como su dependencia del turismo, según nos adentramos en el siglo XXI, es cada vez mayor, es fácil entender que la pandemia fue devastadora para estos espacios. Casa Patas era uno de los pocos que no vivía solo de la nostalgia de haber acogido a todos los grandes: Camarón de la Isla, Tomatito, Joaquín Cortés y un largo etcétera; aquí Rosalía hizo una de sus primeras actuaciones en Madrid con su primer álbum. Pero entre la incertidumbre y el cierre de junio de 2020 siempre se ha tenido la esperanza de la reapertura de este espacio legendario que no acaba de llegar.
Reapertura que sí que vivió el Villa Rosa . La actual propietaria Ivana Portolés, con amplia experiencia en otros tablaos como el Cardamomo, le ha cambiado el nombre a Tablao Flamenco 1911, porque un antiguo propietario registró el nombre y les han restringido el uso de la marca legalmente. Como le explicó a Madrid Secreto, han evitado que se convierta en una franquicia, han mantenido el nivel artístico a la altura del lugar y han empezado a hacer ciclos de cante y guitarra, para que no sea solo el baile el que eclipse este arte.