El edificio Metrópolis ha colgado el cartel de «se alquila». Y el cambio de propiedad ha permitido saciar la curiosidad de algunos madrileños avispados que, cansados de siempre ver su fachada y nunca poder ojear el interior, han acudido a la subasta pública donde se han exhibido muebles, obras de arte y lámparas que de araña.
Las cuatro plantas vacías esperan nuevo dueño, pero por sus salas han desfilado curiosos sin intención de comprar nada. Hecha la puja, hecha la trampa, pero es que muy pocas veces en la vida se presentan oportunidades para colarse en el interior de la casa que protege la «Victoria Alada».
El Edificio Metrópolis alberga un despacho circular con una alfombra redonda de ocho metros de diámetro. Esta estancia es tan majestuosa como cabría imaginarse, con abundantes molduras doradas y techos alejadísimos de las coronillas más altas.
Tal vez lo mejor de este sitio no esté dentro, sino fuera: las vistas a la Gran Vía son inimitables. Es obvio, y aun así se hace raro, que en el skyline falte la inolvidable silueta del Edificio Metrópolis.
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Fotos: El País