Estos días, caminar por las calles de Almagro (Ciudad Real, Castilla La Mancha) es hacerlo por un escenario gigante. No es extraño toparse con actrices y actores que toman una cerveza en la plaza descansando entre función y función. El calor no puede con Almagro en julio: el teatro es mucho más grande.
El lema del Festival Internacional de Teatro Clásico de este año es el verso de Ida Vitale: «Ser en la noche un ser como en el día”. Y esto es lo que pretende la edición de 2022, convertirse en un evento que ilumina Almagro por las noches, llenando de obras cada rincón del pueblo y de vida cada calle.
Como cada año, antiguos palacetes, edificios históricos, teatros y casas, acogen una intensa programación teatral hasta el próximo 24 de julio. Una de las experiencias más trascendentales para los amantes del teatro es asistir a una obra en el Corral de Comedias, el único de España que mantiene la estructura original de este tipo de construcción tan típica del ocio del siglo XVII. Allí se interpretará #Eufrasia, una actriz de comedia durante este fin de semana.
La programación llega también al Teatro Adolfo Marsillach, ubicado en los antiguos terrenos del Hospital San Juan de Dios en un patio abierto al cielo almagreño. Allí se instalará este fin de semana la versión de Lo fingido verdadero de Lope de Vega dirigida por Lluís Homar. Otra de las ubicaciones extraordinarias del festival es AUREA, la Antigua Universidad Renacentista fundada en 1534. Aquí se estrenará Malvivir, de Álvaro Tato.
El recorrido geográfico y artístico nos lleva a la Casa Palacio de Juan Jedler, construida en la época de Carlos V. En su día, fue almacén y oficina de los negocios de la familia Függer (explotadores de minas de mercurio de Almadén) y ahora abre su patio para la representación de Que mujer prodigio soy, de obra de Sor Juana Inés de la Cruz, María de Zayas y Ana Caro Mallén. Siguiendo con las Casa-Palacio, llegamos a la de los Villarreal, gran familia de comerciantes y terratenientes del siglo XVI. Aquí los asistentes disfrutarán de El perro del hortelano de Lope de Vega.
Por último, el magnánimo Teatro Municipal, un edificio de estilo neoclásico inaugurado en 1865, que sigue siendo epicentro cultural del pueblo. Calderón, ¿enamorado?, de José María Ruano de la Haza, será la obra de este fin de semana. No te pierdas la programación, al completo, del gran Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro.
Almagro: más allá del teatro
Es curioso cómo la vida de una localidad puede estar tan intrínsecamente atada a un personaje. En su arquitectura, en sus fachadas, en su vida diaria. Es lo que ocurre entre Almagro y el arquitecto Miguel Fisac. Aquí es donde culminó sus días, entre acuarelas, escrituras y proyectos. Hay varios edificios del pueblo que llevan su impronta, empezando por su casa-museo. Actualmente cerrada al público, merece la pena pasar por la calle de las Cruces para observar la fachada, que exhibe un ejemplo del famoso ‘hormigón flexible’, una de las técnicas santo y seña del arquitecto.
Pero también son suyas la reforma de la Antigua Universidad Renacentista, el Convento de la Asunción, la Ermita de San Pedro… y el piropo Teatro Municipal. Al entrar en el impresionante edificio, en el techo se vislumbran varias pinturas, realizadas por uno de los estudiantes de Fisac. Entre ellas, el retrato de Ana Maria Badell, mujer y musa de Fisac.
Teatro, arquitectura… y gastronomía. Comer bien es imperativo en Almagro y hay varios lugares en los que la excelencia llega a su cenit. Empezaremos por el núcleo de todo: la plaza Mayor. Aquí, bajo los soportales y las 85 columnas de orden toscano, un enjambre de mesas y sillas se llenan de comensales cuando baja el sol.
Recomendamos El Marqués, frente al Corral de Comedias, lugar perfecto para tapear y catar platos típicos como el atascaburras, la berenjena de Almagro o el pan de Calatrava (el postre típico que, pese a llevar nombre de hogaza, es más bien un pudín). Pero un poco más allá, en el corazón del antiguo convento franciscano de Santa Catalina (que data del siglo XVI) y actual Parador, encontramos el restaurante Patio del Agua, un lugar perfecto para degustar la gastronomía manchega con el runrún del agua de su fuente de fondo.
Almagro Secreto
Como suele ser habitual, lo divertido se encuentra en los márgenes. El silo del pueblo, utilizado para almacenar grano desde su apertura en 1968 y cerrado una década después, reabrió como centro cultural en 2017. Hace poco más de un año, el silo de Almagro abrió al público su impresionante terraza. Desde su azotea, a casi 40 metros de altura, se observa el skyline almagreño así como los antiguos volcanes que rodean esta tierra manchega. No nos olvidemos que Almagro forma parte del Campo de Calatrava, una región volcánica que hoy sirve de laboratorio al aire libre por su valor geomorfológico. Y por su peculiar y arrebatadora belleza.