“Jamás en mi vida me he escondido de nadie, ni lo voy a hacer por amor”, decía María del Monte, la tonadillera andaluza de 60 años, durante el pregón del Orgullo en Sevilla hace apenas cuatro días.
Con estas palabras, del Monte salía del armario públicamente en un acto que es más habitual en otros estadios vitales (la juventud) y que representa casi un proceso inverso al que vive el colectivo LGTBI: cuando llega la tercera edad se “armarizan”.
De ese dato da cuenta Federico Armenteros, creador y director de la Fundación 26 de diciembre, un proyecto orientado a la “atención e integración de las personas mayores del colectivo, aunque no exclusivamente del colectivo”, dice Armenteros a Madrid Secreto.
¿Qué es la Fundación 26 de diciembre?
El punto de partida es la observación. Armenteros dice que paseaba por Chueca, que iba a organizaciones LGBT y no veía a gente mayor: “No sabíamos dónde estaban: estaban armarizados, escondidos, no eran visibles. Sufrían una soledad muy grande. Eso nos movilizó para poner esto en marcha”.
Cuando se refiere a “esto”, Armenteros está hablando de un proyecto de integración social que nació (legalmente, matiza, porque lo que es trabajar se llevaba haciendo desde dos años atrás) en octubre de 2010.
El proyecto tiene varios cimientos como un centro comunitario de mayores, seis pisos supervisados o un servicio de ayuda a domicilio. Pero, sobre todo, tiene planos y una idea de crecimiento centrífuga: hay vida más allá de Madrid. La hay en A Coruña, donde está todo listo para crear un piso supervisado de doce plazas. Y la hay en Castilla La Mancha, donde se pondrá el foco en el rural. Y también en Valencia, donde se está negociando con otras organizaciones y empresas para abrir otro residencial.
Un proyecto necesario
Hay otras fundaciones que hacen una labor similar a la de la Fundación 26 de diciembre. No en España, pero sí en Berlín, en Suecia, en Ámsterdam o en Estados Unidos, donde generalmente son privadas. Al respecto de la cuestión de pago, Armenteros remite a un dato extraído de un estudio de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (FELT): “el 67% de la población mayor LGTBI está con pensiones no contributivas de 456€”.
Esa situación empuja irremediablemente a un escenario: que son pocos los casos en los que hay descendencia, que el colectivo se ve obligado a volver al armario cuando entra en la residencia, que la idea de costearse una residencia privada es utópica. Por eso, también, este mismo año, la Fundación 26 de diciembre abriá en Villaverde la primera residencia especializada.
Al ser preguntado por el nombre, Armenteros recita el porqué casi de carrerilla: como quien lo ha contado muchas veces, como quien recuerda esa fecha como una efeméride que raya lo personal. “El 26 de diciembre de 1978 se deroga la Ley de Peligrosidad Social en el Consejo de Ministros de Adolfo Suárez y a partir de entonces ya no nos meten en la cárcel: nos sacan de la cárcel”.