Este texto es la primera de una serie de columnas escritas por la autora de la newsletter Too Match en exclusiva para Madrid Secreto. Too Match es un diario de citas fracasadas. Una versión bollera de Sexo en Nueva York, pero en Madrid y, desafortunadamente, con menos sexo. Puedes suscribirte a su newsletter en este enlace.
No es un secreto para nadie. Quien vive en Madrid sabe que, en determinados momentos del año, lo mejor que se puede hacer es huir (o, como mínimo, evitar el centro a toda costa). Pasa en Nochevieja y con la inauguración del tendido de luces navideñas, en rebajas, con la Champions, y cada vez que pasa el autobús de HazteOír.
Con el Orgullo, por supuesto, es diferente. Básicamente porque es la única cita multitudinaria en la que reivindicar oficialmente los derechos de la comunidad LGBTIQ+; un acto performativo que según Judith Butler permitiría desafiar los estándares normativos mediante la afirmación y visibilización de la diversidad de identidades y orientaciones; y que según el cartel de este año consiste en llevar tacones, usar condón y echarse unos copazos (¿Quién necesita a Jane Austen teniendo el Orgullo y prejuicio del siglo XXI?).
Como ocurre con las películas de Gaspar Noé y las tartas fondant, en el Orgullo la forma lo acapara todo y el fondo queda relegado a un segundo plano. Saliste a la calle por activismo, pero te quedas por la fiesta, y te convences de que va a ser la noche de tu vida por ir a la discoteca de siempre con lxs amigxs de siempre pero pagando el triple. La realidad es que, hagas lo que hagas, terminarás a las cinco de la mañana discutiendo con el puerta por qué el PP lleva 30 años ganando las elecciones en Madrid y tú no has podido entrar en ningún garito de Chueca por aforo completo.
Instrucciones para sobrevivir al Orgullo
Si aún así tienes ganas de salir, estas son algunas de las enseñanzas que he aprendido tras casi una década de jangueo; un manual de supervivencia para corazones desnortados en la noche del Orgullo:
1. Una batucada
Comencemos con un disclaimer: no te dejes engañar por los carteles del Ayuntamiento, ni por escuchar la voz de Gloria Gaynor a todo volumen por el paseo del Prado, ni por los dos millones de personas burlando la prohibición de consumo de alcohol en la vía pública; el Orgullo no es una fiesta, es solo el resultado de cierta tendencia patria a convertir toda manifestación en una batucada.
2. Darwinismo
La manifestación del primer fin de semana de julio en Madrid es el momento escogido para celebrar lo hasta ahora logrado y reivindicar lo que queda por conseguir, y también la ocasión perfecta para poner en práctica la Teoría de la selección natural de Darwin: para luchar por los derechos del colectivo, primero tendrás que luchar por tu vida a cuarenta grados. Sigue las indicaciones de la AEMET, hidrátate (con agua) y ponte cremita.
3. Atención a los baños
El plan consiste en rendir homenaje a las revueltas de Stonewall bailando un repertorio itinerante de éxitos de Eurovisión mientras desafías a la física aspirando a que tu cuerpo no metabolice toda la cerveza que has bebido para no tener que ir al baño, básicamente porque no hay.
4. ¿Pañales?
Sobre el tema de los baños… hay peña que pagó cientos de euros por ver a Taylor Swift en pañales, y quien hizo lo mismo en su examen de oposiciones. Piénsalo, algún día esa gente serán lxs líderes del mañana, tan mala idea no puede ser.
5. Abanicos para todxs
Ya lo dijo Karl Marx: la historia de la sociedad es la historia de la lucha de clases. En el caso del Orgullo, el paradigma de esa lucha queda representado por una élite trifásica armada con pistolas de agua desde carrozas muy comprometidas con los derechos LGTBIQ+ y algo menos con los derechos humanos; y una muchedumbre sudorosa y enloquecida por conseguir un abanico de papel.
6. Consejo importante
Cuidado con las pistolas de agua. Si sabe saladito puede ser por la sal que echan en los cubos para mantener frías las bebidas… o puede que estés de suerte.
7. Priorizar el hambre
La marcha dura unas cinco horas, de las cuales 4 y 55 minutos te dedicas a esperar a que las carrozas pasen durante los cinco minutos restantes. Aprovecha que nadie ha pensado todavía en la cena para comprarte un bocadillo antes de que comiencen los juegos del hambre.
8. Gente previsora
En las películas de desastres naturales siempre hay un grupete de avezadxs que se adelanta al colapso, y otro al que le pilla saliendo de la ducha. Si quieres estar en el lado bueno de la historia, y de paso entrar en alguna discoteca, no esperes a que termine la marcha para salir corriendo hacia Chueca.
9. Truco infalible
¿Llegaste tarde y no te han dejado entrar en el barrio? (pretends to be shocked). La única llave para burlar el aforo y abrir las puertas de Chueca se llama reservar mesa en algún restaurante de la zona. A mí no me mires, es el capitalismo, stupid.
10. Latas por las nubes
Durante una semana, Chueca se convierte en la prueba irrefutable de que la Teoría de la mano invisible no funciona, diga lo que diga Daniel Lacalle. El mercado no se autorregula, basta con ver el precio de la cerveza fría y de las entradas en puerta. Si la inflación se dispara en julio, ya sabes por qué es.
11. Límite a las discotecas
No te comas la cabeza pensando a qué discoteca ir, porque no vas a conseguir entrar. Limítate a buscar una cola con peña entretenida. Míralo por el lado bueno: con lo que te ahorras en la entrada este mes puedes pagar el alquiler.
12. Una mala idea
Ligar en el Orgullo es tan buena idea como pagar 30 pavos por entrar en el Fula. Si quieres un consejo, aprovecha que todos tus matches de Tinder están por la zona para tener citas exprés.
13. Truco para orientarse
Durante la Guerra Civil, el Metro de Madrid fue morada y refugio de la población ante los bombardeos. Hoy puede ser tu atajo y vía de entrada a zonas de difícil acceso, como Gran Vía (siempre y cuando las autoridades no nos cierren las estaciones, claro).
14. Tu altavoz, tus normas
En las plazas de Chueca, Reinas y Pedro Zerolo siempre hay ambientillo y, con suerte, algún demente con altavoz que amenice la velada. Si el demente eres tú, asegúrate de llevar un altavoz barato y algo de dinero suelto, porque la poli te lo va a quitar.
15. El concierto de Soraya
¿No sabes quién toca en los conciertos del Orgullo? No sufras, nadie lo tiene muy claro y, en cualquier caso, elijas lo que elijas acabarás viendo a Soraya. Si quieres una guía rápida: este año la intensidad sáfica se concentra en la Plaza de las Reinas; gen Z en Puerta del Sol; Pedro Zerolo es para quien quiere marcha y suda de conciertos y Plaza de España para ortodoxas dispuestas a hacer trekking por los Jardines de Sabatini y una hora de cola. Todo para terminar viendo a Soraya.
Ha llegado la hora de poner en práctica el Manual de instrucciones. Ya lo dijo Gaynor y, después, Mónica Naranjo: sobreviviremos.