Se cumple así una de las reclamaciones de los libreros en su intento por revitalizar la emblemática cuesta madrileña.
Si la calle Lavapiés es sinónimo de comida hindú, en la cuesta Moyano huele a libro siete días a la semana. 93 años dedicados en exclusiva a la venta de libros le hacen a uno muchos enemigos (rivales, si se prefiere) y los libros cada vez interesan menos en un mundo multipantalla.
Por eso la cuesta Moyano no para de intentar reinventarse. Con programas de radio en directo, con teatro al aire libre, y ahora con lo que el Ayuntamiento ha calificado como una «cafetería cultural», que debería estar en marcha a finales de año.
Los libreros de Moyano ya venían reclamando hace tiempo un negocio de este tipo que revitalizara los suyos complementándolos con las actividades vinculadas a las letras que se planea que acoja la futura cafetería.
El espacio y su estructura modular será adaptable a las condiciones meteorológicas y albergará, además de la propia cafetería, un espacio escénico triangular desde el que celebrar eventos como presentaciones de libros y una grada semicircular para el público que será extensible los meses de verano.