Los logos de las multinacionales se hacen con el paisaje madrileño.
El concepto de flagship store ya no nos suena tan raro en la capital. Aunque impronunciable para muchos locales, la realidad a la que hace referencia nos resulta cercana: son esas macrotiendas de dimensiones catedralicias que acaparan un hueco (uno muy grande) en las principales vías comerciales de toda la ciudad.
El Zara del Paseo de la Castellana, inquilino sucesor de la FNAC, ocupa un edificio entero al lado del Corte Inglés, los grandes (muy grandes) almacenes más importantes del país. Las letras azules de Primark de la Gran Vía se leen a muchos metros de distancia, y el cúmulo de compradores taponando la entrada ya forma parte del paisaje urbano. La Apple Store de Sol es tienda, punto de encuentro y área de entretenimiento cuando el tiempo no acompaña.
La Gran Vía es el eje de las tiendas gigantes. Es la calle donde el código postal está copado por las multinacionales: Adidas, H&M, Nike, Telefónica, y otras tantas marcas globales son las vecinas de gran tamaño.
La carrera por hacerse con una flagship store en la Gran Vía está en su punto álgido. Huawei abrirá su propia macrotienda en el número 48, a una distancia de la base de operaciones de Apple, su competidor, que se puede recorrer dando un paseo.
Uniqlo abrirá en Madrid un local de 1.300 metros cuadrados. Estará en el antiguo centro comercial Jardín de Serrano, en pleno barrio de Salamanca. En la misma zona estará la nueva tienda de Primark, una marca low cost que compartirá dirección con las firmas de alta costura y las tiendas de autor.
Las grandes superficies instaladas a las afueras de Madrid también quieren un pedazo de centro a su nombre. Decathlon está en plena calle Fuencarral. Ikea tiene una tienda en Serrano. MediaMarkt abrió un local en la plaza del Carmen, paralela a la calle Montera. Sobran los ejemplos.
Las marcas que resuenan en Nueva York, Tokio, París y Berlín se sacan en masa el pasaporte madrileño. Las noticias de las nuevas aperturas son el pan de cada día. Y la Gran Vía se convierte en un centro comercial improvisado en el que todas las tiendas luchas por lucir su logo.
Foto de portada: Idar