Madrid está en el puesto 24 del ránking mundial de smart cities (ciudades inteligentes). Pero este título no indica que los habitantes de la capital hablemos cinco idiomas, resolvamos ecuaciones en cuestión de segundos ni que poseamos la sensibilidad artística de Van Gogh. Esto va de otra cosa.
La nuestra se considera una ciudad inteligente porque aquí se potencia la tecnología que mejora la habitalidad, logro por el cual una localidad puede entrar a formar parte del índice IESE Cities in Motion de smart cities.
Ejemplos de esta «inteligencia» atribuida a las metrópolis, y que de acuerdo con el informe han situado a Madrid entre las 50 mejores del planeta, son nuestro «compromiso con el desarrollo de una urbe sostenible» y las plataformas «para contribuir a la democracia directa» (refiriéndose a Decide Madrid, portal online donde los vecinos proponen y votan proyectos para la ciudad).
De un año para otro, la capital ha escalado un puesto en la lista global y ha afianzado su hueco en la parte de arriba del top 50.
No es la única urbe española que aparece en el ranking, pero sí la primera. También están Barcelona (puesto 28), Valencia (61), Sevilla (76), Málaga (80), Palma de Mallorca (88), Zaragoza (101), A Coruña (102), Murcia (105) y Bilbao (107).
En 2019 nuestra ciudad ha conquistado una posición en otro ranking del que cabe sentirse muy orgulloso: Madrid es una de las 50 mejores ciudades del mundo para vivir.