Los destinos costeros hacen sombra a los pueblos de interior que se esconden en el antiguo reino de Castilla. Sin embargo, estos pequeños territorios a veces conservan patrimonio arquitectónico de gran valor, muestra del fascinante pasado de la región. Es el caso de Pedraza, una localidad segoviana llena de tesoros medievales y casas de piedra. Un paradero ideal para desconectar de la capital, tan solo a una hora y media en coche de distancia.
Según National Geographic, diciembre es la mejor época del año para visitar Pedraza. Y es que la Navidad aquí —al contrario de lo que ocurre en Madrid— es sinónimo de nieve en las calles. Por su ubicación entre montañas, la villa es propensa a que se produzca en ella ese fenómeno meteorológico tan bien recibido en estas fechas.
Pedraza, antigua villa de la lana
Aunque se ha descubierto que los primeros asentamientos en Pedraza datan del siglo IV a.C., no fue hasta la Edad Moderna cuando la villa disfrutó de su época dorada. Durante los siglos XVI y XVII, el pueblo se convirtió en un lugar de referencia para comprar lana castellana, su producto estrella (en aquella época media Europa tejía con este material).
La exportación de lana de oveja merina impulsó la economía local: se construyeron palacetes y casas para señores de la nobleza que aún hoy se conservan. El conjunto arquitectónico de Pedraza, por su belleza y perfecto estado, puso a la villa en el punto de mira en 2019, cuando Castilla y León TV consideró al pueblo como el más bello de toda la comunidad autónoma.
Lo mejor de Pedraza: calles empedradas y casas señoriales
La Puerta de la Villa, única vía de acceso al pueblo, es el primer indicio del salto en el tiempo que vamos a dar nada más atravesarla. En la fachada exterior, el escudo de armas de los Fernández de Velasco atestigua el dominio de esta familia sobre Pedraza durante cuatro siglos. Al salir de ella, vemos una cárcel medieval, con mazmorras conocidas por los terribles tratos que recibían los presos allí.
Girando hacia la calle Real llegamos a la Plaza Mayor, un destino imprescindible en una primera visita al pueblo. En ella encontramos palacetes con escudos de familias nobles y casas señoriales, algunas convertidas en restaurantes. Acoge uno de los mejores sitios para comer en Pedraza: El Soportal, famoso por su tradicional cordero asado en horno de leña.
La calle Mayor, con pequeños comercios, hospederías y fachadas antiguas, es el punto ideal para comenzar un recorrido hasta el Gran Castillo de Pedraza, una fortaleza histórica construida en el siglo XIII y reformada completamente por los Fernández de Velasco tres siglos después. En 1926, el famoso pintor Zuloaga se hizo con el castillo, razón por la que fue un museo del artista vasco hasta este verano.
Merece la pena atravesar la Comunidad de Madrid hasta el pequeño pueblo segoviano y disfrutar de un paisaje nevado de película. Sí, ha sido el escenario de series como Águila Roja y Tierra de Lobos, entre otras obras cinematográficas.